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El sultán del 'chocolate'

Abdelhuajed Mizzian, último 'capo' del hachís que falta por detener en, la Operación Pitón

Abdelhuajed Mizzian Amar vive como un sultán en Tetuán gracias al hachís. Reside en una suntuosa mansión de mármol en la urbanización Cabo Negro, y quienes han tenido negocios con él aseguran que dispone de puertos "de película", donde los barcos cargan la droga mediante complejos mecanismos. El juez Baltasar Garzón ha ordenado la busca y captura internacional de este marroquí, considerado máximo jefe de la red desmantelada con la Operación Pitón.

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La redada se ha saldado con la detención de 84 personas, entre ellas 10 guardias civiles y dos policías nacionales. Mizzian, muy -bien relacionado con la nobleza alauí, se encuentra escondido en su lujoso chalé de Tetuán, según fuentes de la investigación. Su red ha introducido en España-durante los últimos dos años, unas 300 toneladas de chocolate.La Operación Pitón se inició después de que la Policía Municipal interceptase 110 kilos de hachís, el 23 de noviembre del año pasado, en Mairena del Alcor (Sevilla). La Guardia Civil nunca pensó que detrás de este alijo se escondía una red que "controla el 80% del chocolate que sale de Marruecos con destino a Italia y otros países".

Las pesquisas se centraron en Jaime González García, conocido por El Manco de Bellavista, al que le falta un brazo desde que siendo niño resultó electrocutado al subirse a un poste. Éste resultó ser uno de los cinco presuntos jefes de las bandas que se dedican al transporte de hachís desde Marruecos a España, junto con Francisco Verdún Gómez, El Doberman; Alfonso Monge Castro, El Cazoleta; Juan Manuel Vargas Tejero, El Cagalera, y Rafael Cañastro Madrid, exguardia civil que prestaba servicio en la prisión de Sevilla.

Generoso con los pobres

El Manco, un antiguo guardacoches, tenía un alto nivel de vida. 'Tlevo 20 años en este negocio y estoy dispuesto'a colaborar", dijo al verse derrotado. "Quemaba materialinente el dinero", afirma el oficial que ha dirigido la investigación. En alguna ocasión González no se lin-útó a comprar unos cupones de la ONCE, sino que adquirió todos los que había en el quiosco de un ciego. No es extraño que a las puertas de su chalé hubiera una legión de pedigüqños de Dos Hermanas (Sevilla) en espera de su generosidad.Jaime González, que abastecía de hachís- a la temible mafia calabresa de Emilio di Giovine, y los otros jefes de las cuatro redes de transportistas enlazaban con la Camorra italiana y otros grupos europeos. Disponían de una auténtica flota de pateras para hacer llegar la mercancía desde Marruecos a Andalucía.

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El Manco de Bellavista y sus colegas no eran, sin embargo, una familia bien avenida, por lo que surgían frecuentes traiciones y robos mutuos. El máximo capo de la red, Abdelhuajed Mizzian, tuvo que convocar en ocasiones una cumbre en su mansión de Tetuán para llamar al orden a los transportistas españoles. Otras veces fue él quien se desplazó a Marbella o Estepona para celebrar por todo lo alto la buena marcha del negocio. Pero no pisa suelo español desde hace tiempo.

El capo mafioso Emilio di Giovine fue capturado en Portugal el pasado agosto, junto con su hermano Gino. Estuvo a punto de caer antes del verano en Marbella, pero logró esfumarse, alertado por un soplo. Fue localizado en Mallorca, pero de nuevo eludió el cerco de la Guardia Civil merced a que "posee una magnífica red de informadores". Al fin cayó en Faro (Portugal), cuando su tierno sentido paternal le hizo moverse de su escondite para ir a tierras lusitanas a conocer a su hijo recién nacido.

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