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Una bomba atribuida a un grupúsculo de Terra Lliure causa 16 heridos en una oficina del Inem en Barcelona

Àngels Piñol

Dieciséis personas sufrieron ayer heridas leves al estallar, a las 9.30, un artefacto explosivo colocado en la puerta de una oficina del Inem en la calle de Argimon de Barcelona. Dos horas después la policía hizo estallar de forma controlada otra bomba colocada junto a otra dependencia del Inem, en la calle de Navas de Tolosa, que había sido descubierta por dos funcionarias. La policía sostiene la hipótesis de que los dos artefactos fueron colocados por algún grupo disidente de la autodisuelta Terra Lliure contrario al abandono de la violencia.

Las dos bombas, ocultas en bolsas de basura, se hallaban ya junto a las dos oficinas del Inem sobre las siete de la mañana. Así lo confirmaron las empleadas de un taller de confección que se halla junto a la agencia de la calle de Argimon -en el caso del primer artefacto- y Gabriel Roca, jefe de la oficina del Inem de la calle de Navas -en el segundo caso- "Vi la bolsa junto a una esquina de la puerta de acceso a las 7.30, pero no hice caso. Pensé que se trataba de basura", aseguró Roca. Terra Lliure solía colocar sus artefactos ante dependencias del Inem o de los juzgados en la franja horaria de la madrugada, con lo que se paliaba el riesgo de daños personales. La policía no precisó ayer si a los terroristas les falló ayer el mecanismo de relojería de las bombas, por lo que deberían de haber estallado horas antes, o si pretendían que explosionaran a horas más concurridas. "En cualquier caso, si erraron el dispositivo, tampoco avisaron del peligro que existía", afirmó un portavoz policial.

Las bombas estaban compuestas de cloratita y de bombonas de camping-gas. Quedaron tan destrozadas, que no se hallaron restos de temporizadores, según fuentes policiales. Fuentes de la lucha antiterrorista señalaron que los autores debían formar parte de grupúsculos contrarios a la autodisolución de Terra Lliure.

El presidente de la Generalitat, Jordi Pujol, negó que los atentados supongan "una auténtica reconstitución de Terra Llitire, en el sentido de dotarse de un mando, una jerarquía y una estructura. Son unos núcleos que se habían movido en esta órbita y que en un momento dado pueden poner un artefacto de éstos, por otra parte muy caseros y de escasa potencia".

La primera explosión se produjo poco antes de las 9.30 horas frente a la oficina del Inem situada en el número 10 de la calle de Argimon, cuando se encontraban en su interior una veintena de personas. La onda expansiva produjo la rotura de cristales en las calles adyacentes y causó heridas leves a 16 personas, varias de ellas transeúntes, que tuvieron que ser atendidas de incisiones y pequeños traumatismos en diversos hospitales de Barcelona. Todas ellas fueron dadas de alta.

La deflagración generó momentos de pánico entre los empleados de un taller de confección situado justo encima de la oficina siniestrada al quedar atrancada la puerta por efecto de la explosión. Los trabajadores tuvieron que salir por las ventanas. Isabel Villa, una de las empleadas en el taller, aseguró que vio hacia las 6.55 horas dos bolsas de basura ante la puerta del Inem: "Nos extrañó mucho. Incluso varias de nosotros miramos las bolsas. Desde fuera se veían como cintas de casete".

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Nuevo aviso

Mientras los bomberos acordonaban la zona, la policía recibió sobre las 10.00 horas el aviso de que había una bolsa sospechosa justo en la puerta de acceso a la oficina del número 368 de la calle de Navas de Tolosa. En su interior había unas 40 personas, entre empleados y usuarios. Miembros del sindicato CC OO, que estaban repartiendo pasquines sobre la huelga del próximo jueves, advirtieron a los funcionarios de la oficina de la calle de Navas de la presencia de la bolsa sospechosa y de que se había producido la explosión en la calle de Argimon, según explicó el jefe de la oficina. Además, fueron informados del suceso anterior por la llamada telefónica efectuada por la madre de una funcionaria.

Esta última funcionaria y su compañera Lidibina Martínez salieron a la calle y miraron en el interior del paquete: "Abrimos un poco la bolsa y vimos una bombona de camping-gas conectada con unos cables. Había una especie de. recipiente con un líquido y polvos blancos. Nos pareció ver también un bote de nescafé". Roca avisó a la policía, que acordonó la zona y provocó una explosión controlada sobre las 11.15. La onda expansiva causó graves daños materiales en la oficina y rompió los cristales de una escuela de peluquería.

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