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Reportaje:

El primo de Felipe González

Francisco González se ha erigido en guardaespaldas de Nicanor Briceño

Francisco Peregil

Nicanor Briceño no utiliza su Alfa Romeo 33 desde hace siete meses. Ésa fue la primera medida de seguridad que le impuso Paco González, guardaespaldas en funciones de Nicanor Briceño, primo segundo de Felipe González, hijo de un vaquero sevillano y ex militante socialista. González lleva en su Renault 21 a Briceño de casa al colegio, le acompaña cuando aquél sale a merendar, y los fines de semana lo lleva a la finca que el suegro de Briceño tiene en Toledo.

Como si se tratara de preservar la seguridad del lider palestino Yasir Arafat, González rodea a su amigo en cada manifestación de seis o siete fieles para que no se le acerque nadie, ni con buena ni con mala pinta. "A la gente que le pega a su madre por una papelina no le cuesta trabajo coger una recortada [escopeta] y pegarle dos tiros a éste. Desde que la policía se puso en Torregrosa hay algunos que han perdido más de medio millón diario, que no es ninguna broma".Durante los siete meses en que ha ejercido funciones de seguridad ha perdido unas 12 obras -que suponen unos 10 millones de pesetas, según sus cálculos- porque se vio obligado a dejar el negocio en manos del hijo. "Pero no es más rico quien más tiene, sino el que menos necesita", argumenta.

González reconoce que la Coordinadora de Los Rosales y Perales ha recibido "ofertas económicas" de compañías con intereses en la zona. El grupo empresarial Alfaro, que posee terrenos junto al descampado donde irían los gitanos, quiso contactar con Briceño, según González. "Pero los rechazarnos". Hubo más ofertas: "Un anónimo nos ofreció por teléfono apoyo económico, y le contestamos que ya teníamos el de los vecinos y no nos hacía falta ningún otro. Si se llega a identificar lo denuncio".

Su padre tenía unas vaquerías en Alcalá de Guadaira y él se vino a los 16 años a Madrid, pero aún conserva el seseo del acento sevillano. Con Felipe González habló alguna vez, pero asegura que fue su hermano mayor el que más trato tuvo con el presidente del Gobierno.

El celo de Francisco González por proteger a su amigo es tal que Nicanor se muestra intranquilo. "Tengo miedo de que un día se me acerque alguien", dice Nicanor, "y Paco pueda sacar algo, porque eso no me gusta". González fue el primero en alertarle del peligro porque había muchos yonquis con ganas de hincarle el diente a Nicanor. Meses después, efectivamente, el padre de dos toxicómanos del barrio le propinó, literalmente, un mordisco al líder vecinal.

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Ex 'nicanores'

El que le mordió fue Manuel Hidalgo, de 66 años y vendedor ambulante retirado. Manuel, junto a su dos hijos, se peleó con Nicanor a raíz de que éste acusara a uno de ellos de vender droga adulterada a un vecino que sufrió un ataque cardiaco. Emilio Hidalgo, su hijo de 24 años, que reconoce consumir droga pero no traficar con ella, califa lo de los nicanores de "racismo y asquerosismo". Emilio acampó en septiembre junto a todos los nicanores en el llano de Los Molinos durante una semana hasta que se dio cuenta de que "todo era un engaño".

En el barrio hay muy poca gente que apoye a los Hidalgos. "Aunque el bar de la esquina hay muchos que creen que el Nicanor se está lleva una pasta de Alfaro, pero nadie lo denuncia", dice Emilio. Hasta los parientes de los Hidalgo fueron a los juzgados de la plaza de Castilla para recibir a Briceño cuando salió de la cárcel, tras la pelea con los Hidalgos. "Estuve una semana en Carabanchel", dice Emilio, "y nadie me dio flores, sino que encima me buscaron después por el barrio para pegarme".

Emilio también fue amigo de todos los miembros de la pandilla del Botijo, pero asegura que fue lo suficientemente inteligente como para no ser carne de talego (cárcel) y de sida como el Botijo y los demás. "El Botijo era el pringaíllo de la banda, al que le quitaban las radios que robaba en El Corte Inglés. Además, su, madre era un peligro porque nos denunciaba a la policía". ¿No sería porque sufrió demasiado con él? "Mi madre también ha sufrido mucho con nosotros, pero por eso no tienen por qué pagarlo mis colegas".

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Sobre la firma

Francisco Peregil
Redactor de la sección Internacional. Comenzó en El País en 1989 y ha desempeñado coberturas en países como Venezuela, Haití, Libia, Irak y Afganistán. Ha sido corresponsal en Buenos Aires para Sudamérica y corresponsal para el Magreb. Es autor de las novelas 'Era tan bella', –mención especial del jurado del Premio Nadal en 2000– y 'Manuela'.

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