Sobre el señor Rodríguez Ibarra
Leí en EL PAÍS del pasado 5 de noviembre una carta firmada por la señora Ángeles Antonillo, en la cual cuenta la agresión sufrida por unos catalanes en tierras extremeñas.A mí no me sorprende nada esta agresión de unos extremeños y supongo que al señor Rodríguez Ibarra tampoco, pues, en definitiva, sus constantes manifestaciones en contra de Cataluña y los catalanes han obtenido su fruto. Felicidades, señor Ibarra, por su capacidad de análisis político como presidente de una comunidad autónoma.
No sé nada de su vida política
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ni me importa; en todo caso supongo que usted debe ser de los socialistas que a partir del año 1975 despertaron su conciencia social, que le llevó a ingresar en el PSOE e iniciar su carrera política junto con una buena dosis de ambición personal y de poder, ambición que no termina con su actual presidencia, sino que intuyo que su constante protagonismo totalmente demagógico y chabacano en los medios de comunicación deben servirle de plataforma para objetivos de cotas más altas de poder.
Señor Ibarra: me imagino, aunque es mucho imaginar, que usted sabrá o debería saber que la burguesía habla el mismo idioma; igual le suena a algo eso de la plusvalía, pero, claro, no todos los idiomas son iguales: hay unos más ricos lingüísticamente que otros, hay unos más dulces fonéticamente que otros. Digo todo esto porque considero, señor Ibarra, que los primeros responsables de la situación social, cultural, etcétera, que existe en Extremadura son los extremeños pertenecientes a la burguesía extremeña, que explotando de forma tercermundista a los propios hijos de Extremadura, con los cuales me siento absolutamente solidario, obligaron a éstos a emigrar a otras latitudes en busca de mejor suerte, porque, al mismo tiempo, el dinero extremeño era y es reinvertido lejos de Extremadura, y alguna parte de él, en noches de vino y de rosas por Madrid.
Por supuesto, señor Ibarra, que la burguesía catalana explotó y explota a los inmigrados extremeños, y a los andaluces y a los murcianos, etcétera, y a los propios trabajadores catalanes; de lo contrario no sería burguesía, pero quizá con una diferencia que hacía, y hace, que el idioma sea más dulce, que la burguesía catalana reinvierte en Cataluña; de lo contrario, Cataluña no hubiera podido acoger a tanta gente necesitada de sitios de trabajo ni crear la industria que ha creado.
Señor Ibarra: dedíquese a su promoción política, a ser un buen presidente, no a crear odio ni justificaciones entre la clase trabajadora, porque esto tiene otro nombre que por prudencia no me atrevo a adjudicarle.
Señor Ibarra, si algún día tiene tiempo, permítame que le recomiende una preciosa película: Los santos inocentes.- Amadeu Fernando Mesegué.
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