Butros Ghali, punto de encuentro mundial
El futuro secretario de la ONU satisface a los países del Norte y del Sur
La única manera de elegir un secretario general de la ONU es que todos los países renuncien a su candidato favorito y se conformen con aquel que no irrita especialmente a nadie. Butros Ghali, unánimemente propuesto para el cargo por el Consejo de Seguridad en la noche del jueves, es el resultado de eso.El actual viceprimer ministro egipcio, un veterano negociador con un pie en el Tercer Mundo y otro en el mundo desarrollado, consiguió presentarse como el punto de encuentro entre los distintos intereses enfrentados en el principal órgano ejecutivo de las Naciones Unidas. Su confirmación en los próximos días por la Asamblea General es ya un puro trámite. De las cuatro abstenciones que tuvo la candidatura de Ghali, dos fueron, según fuentes diplomáticas, de Estados Unidos y el Reino Unido, y las otras dos, de algunos de los tres países africanos que están actualmente representados en el Consejo de Seguridad: Costa de Marfil, Zaire y Zimbabue. Estados Unidos y el Reino Unido no aceptaban el principio de la rotación para elegir ahora a un africano para el cargo que antes han ocupado tres europeos, un asiático y un latinoamericano. Los Gobiernos de Washington y de Londres consideraban que un africano podía no ser la persona ideal para ocupar la secretaría general de las Naciones Unidas en un momento en que lo que se busca es mayor eficacia en la administración de la primera sociedad mundial.
Sin embargo, aceptado el hecho de que todo el bloque de países no alineados se opondría a cualquier candidato que no fuera de Africa, EE UU prefirió al egipcio Butros Ghali, quien parece mucho más próximo a los intereses norteamericanos que cualquiera de los demás candidatos de aquel continente. En realidad, los Siete Grandes ya habían llegado a un principio de acuerdo sobre la figura de Ghali en la cumbre celebrada en Londres el 15 de junio pasado [ver EL PAÍS del 16 de junio de 1991].
Ghali tampoco era el hombre preferido por la Organización para la Unidad Africana (OUA), pese a que lo había incluido en su lista de seis aspirantes al cargo. La OUA prefería a un negro, que representaría mucho mejor a la población mayoritaria en Africa, pero acabó por admitir a Ghali como solución intermedia. China y Cuba hubieran preferido candidatos con una mayor inclinación tercermundista que el viceprimer egipcio.
Inglés con acento francés
Tal vez Francia es el único de los miembros del Consejo de Seguridad que ha ganado más de lo que ha perdido. Aunque el ideal de los franceses hubiese sido un hombre originario del Africa francófona, a partir del 1 de enero de 1992 y por un periodo de cinco años tendrán en la secretaria general de la ONU a alguien que habla inglés con acento francés.Butros Ghali, de 69 años de edad, realizó sus estudios de abogado en El Cairo y París, aunque los terminó en la Universidad de Columbia. Con fama de tecnócrata y de hombre pragmático, Ghali ejerció el cargo de ministro de Asuntos Exteriores de Egipto durante 14 años. Acompañó al ex presidente egipcio Anuar el Sadat durante el histórico viaje que este hizo a Jerusalén en 1977.
Pese a ser un árabe, Ghali no está mal visto por Israel. En septiembre pasado, cuando ya era pública su candidatura para la secretaría general, se reunió con el primer ministro israelí, Isaac Shamir, en París. Su presencia en el puesto que ha ocupado durante diez años el peruano Javier Pérez de Cuéllar, y por el que cobrará un salario de 185.000 dólares anuales (unos 19 millones de pesetas), puede servir para revitalizar el débil papel actual de la ONU en las conversaciones de paz sobre Oriente Próximo. Ghali desempeñó un destacado papel en las negociaciones con el ministro israelí de Exteriores, Moshe Dayan, que culminaron con la devolución del Sinaí a Egipto.
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