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El equipo de Yelstin cifra en 7,4 billones de pesetas el coste de privatizar la URSS

El coste de la privatización de la economía soviética ronda los 3,5 billones de rubios, equivalentes, desde la última devaluación, a unos 74.400 millones de dólares (más de 7,4 billones de pesetas al cambio actual). En esta cifra, que expresa el valor de los activos industriales en manos del Estado que pasarán al sector privado, coinciden Yevgueni Saburov, ministro de Economía de la Federación Rusa, y Nikolái Shemeliov, miembro asesor del consejo del presidente de la, Federación Rusa, Borís Yeltsin, y vinculados ambos al comité interrepublicano de la URSS que dirige Grigori Yavlinski.

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Para Saburov, la primera fase de la privatización "se puede superar abriendo el paso a 200 empresas financieras existentes en la URSS con capacidad económica real para adquirrir en una primera fase activos industriales por valor de 40.000 millones de rublos".El todavía titular de Economía de la Federación Rusa, considera que este lobby financiero asegurará la liquidez necesaria para colocar en el mercado los grupos públicos controlados todavía por la nomenclatura, el viejo núcleo político-económico dirigente. Para Saburov, este mecanismo que daría entrada a sociedades extranjeras y que forma parte del paquete de medidas urgentes propuesto por Yelstin al conjunto de repúblicas, "sólo plantea ahora problemas de ausencia real de liquidez puesto que el rublo no es en esencia hoy por hoy un medio de pago aceptado".

En su opinión, la lentitud de las reformas institucionales está atrasando peligrosamente la creación de un banco central en la URSS de tal suerte que el "sistema de pagos sólo podrá asegurarse si conseguimos crear una entidad emisora de carácter privado capaz de generar liquidez entre todos los países de la Europa del Este pertenecientes al antiguo Comecon, una idea en la que coinciden muchos sectores económicos y políticos".

Para la mayoría de expertos reunidos en un seminario sobre la Europa del Este organizado por el Centro de Información y Documentación Internacional de Barcelona (CIDOB), los planes de estabilización macroecómica aplicados en Polonia y Checoslovaquia son poco útiles para la URSS dado el actual nivel de disgregación institucional entre las repúblicas.

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