_
_
_
_
_
GENTE

Núria Espert

La actriz ha sido nombrada Lady España

La actriz Núria Espert ha sucedido a Charo Llerena, Marina Danko, María Vidaurreta, Cuca Solana, Tita Cervera, la duquesa de Alba, Marta Chávarri y Laura Valenzuela en el título de Lady España, que le fue concedido en la noche del lunes en Madrid, en el transcurso de un acto al que asistieron diversas personalidades del mundo del espectáculo y de la vida social española.Madre espiritual de toda una generación de actrices catalanas, Núria Espert es una señora capaz de pedirle por favor a un poeta que escriba otra Fedra para ella, encarnar los más terribles personajes masculinos de Shakespeare, o conseguir tal fama con sus interpretaciones de Lorca como para que se enteren de sus virtudes en medio mundo.

Es justamente el encargo de montar un Lorca fuera de España el principio del adiós de Espert a los escenarios españoles primero, y un adiós posterior al ejercicio siempre duro de pisar las tablas ante el público. Este segundo extremo se rompió tras cinco años la pasada temporada en Valencia con el estreno del monólogo Maquillaje, del japonés Hisashi Inoue, dirigido por Koichi Kimura. Este montaje se presentó recientemente en Barcelona, dentro de la programación del Festival de Tardor.

Tiene contratos para dirigir puestas en escena de teatro y ópera hasta 1997, y sólo hasta esta fecha porque no quiere comprometerse con un futuro demasiado lejano. Sus trabajos para el Reino Unido (Rigoletto, Butterfly, La traviata; en la actualidad prepara Carmen para el Covent Garden), o la producción de Elektra para el teatro La Monnaie de Bruselas, situada por ella en la Italia fascista, le han valido mantener su nombre en letras grandes para aquellos que ya no la sentían más que como una presencia etérea del pasado reciente. El montaje de Elektra se presentó durante la temporada pasada en el Liceo de Barcelona, después de haberse exhibido en diferentes teatros europeos.

Hace cuatro años suya consolidado renombre internacional se vio reforzado por un hito en el teatro londinense: Espert afrontó por primera vez la dirección de una obra dramática, La casa de Bernarda Alba, protagonizada por Glenda Jackson y Joana Plowright.

Su retorno a los escenarios españoles y a la actualidad del país ha sido aprovechado para colocarle un marchamo de pedigrí nacional, una etiqueta de identificación de denominación de origen. Ella, sin embargo, niega haberse ido jamás de España: "Vivo aquí, en Barcelona y Madrid, y también un poco en un avión de Iberia. Lo que ocurre es que trabajo en el extranjero con una cierta frecuencia". Es una de esas verdades a medias, potenciada por un cierto alejamiento de Espert de las cámaras fotográficas indiscretas. La actriz, no por vanidad, preserva con un cierto recelo su mirada serena de calle y su mueca tremenda de tragedia. Núria Espert es ella y su teatro. Sus extremos interpretativos en las épocas negras del blanco y negro televisivo son ahora un extremismo cromático en la forma de administrar su carrera, yendo por libre, haciendo sólo lo que quiere, cuando quiere, donde quiere y porque puede. Y aceptando según qué agasajos porque quiere y porque puede. Y porque lleva décadas llenando páginas del teatro catalán y español.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_