La tranquilidad condujo a España al triunfo
Está claro. Estos chicos necesitaban tranquilidad. Antes de comenzar el encuentro, España ya sabía que estaba clasificada para octavos de final. Lo había conseguido a trancas y barrancas, pero el objetivo ya estaba cumplido. A Bélgica le sucedía lo mismo, aunque su pase había sido más brillante. Lo único que estaba en juego, pues, era deshacer o no las maletas. Seguir en Verona, como ganador del grupo, y jugar contra Yugoslavia, o viajar a Bolonia para enfrentarse al ganador del grupo de las islas. Esa calma chicha en el cerebro de los 22 jugadores permitió que, por primera vez en este Mundial, España mostrase un equipo con cara y ojos. Tranquilo, moviendo el balón con parsimonia, saliendo en velocidad al ataque y mostrándose segura en defensa, España de mostró lo que es capaz de hacer especialmente en la primera parte. El contraste con el penoso partido ante Uruguay fue espectacular. La terapia asiática, pues, ha sido efectiva. El único punto negro fue que España no consiguió mantener su ritmo más allá del descanso. Pero algo es algo. 45 minutos buenos eran impensables hace una semana. Bélgica ha estado demasiado concentrada tomando el sol en los últimos días, y los cambios en la defensa, completamente renovada por las lesiones, rompieron su ritmo de juego que alcanzó el cénit contra Uruguay. Ayer salió a una velocidad reducida, y eso permitió que España se asentase muy pronto en el juego y desarrollase el fútbol que le gusta. Toquecitos en el centro del campo, y salida más veloz en ataque donde la inclusión de Julio Salinas ha sido la mejor idea que se le habría podido ocurrir a Luis Suárez. Porque España juega ahora con un esquema muy parecido al del Madrid, con Butragueño más cerca de Martín Vázquez y de Michel, pero Salinas no es Hugo. Hugo es un rematador y un jugador de primer toque. Salinas es un fajador, capaz de colocarse pegamento en sus botas para mantener el balón a la espera de la llegada de sus compañeros. Hay otras variaciones: Zubizarreta es un portero muy serio, y Roberto y Górriz le dan a la defensa una seguridad valiosísima. Sólo sería necesario serenar a Villarroya.
2 España: Zubizarreta; Chendo, Andrinúa, Gárriz, Sanchis; Michel, Roberto, Martín Vázquez, Villarroya; Butragueño (Alkorta, m
83) y Julio Salinas (Pardeza, m. 88).1 Bélgica: Preud'homme; Staelens (Van der Linden, m. 79), Demol, Albert, De Wolf; Van der Elst, Emmers (Plovie, m. 31), Ceulemans, Scifo, Vervoort; y Degryse. Goles: 1-0. M. 26 Butragueño envía al hueco a Julio Salinas, que es derribado dentro del área por Preud'Homme. El penalti lo lanza Michel. 1-1. M. 30. Falta al borde del área que lanza Vervoort. El balón pasa entre Chendo y el resto de la barrera, y sale desviado engañando por completo a Zubizarreta. 2-1. M. 38. Falta a Michel junto al banderín de córner, que lanza él mismo hacia el segundo palo. Górriz supera a su marcador y, con un cabezazo cruzado, bate a Preud'homme. Árbitro: Juan Luostau (Argentina). Señaló un penalti contra España por derribo de Andrinúa a Staelens. Scifo lanzó el balón al larguero. Última jornada del grupo E de la fase inicial del Mundial. Estadio Bentegodi, de Verona, 36.000 entradas vendidas. Terreno de juego en perfectas condiciones. El rey Juan Carlos de Borbón, acompañado de la reina Sofía, presidió el partido en el palco, junto al jefe del Gobierno italiano, Giulio Andreotti.
España encontró muy pronto los agujeros en el sistema defensivo belga. Martín Vázquez, Michel y Butragueño se hartaron de enviar balones a los huecos en paredes que realizan a ciegas desde que eran unos niños. Michel (m. 16) y Butragueño (m. 21), ya se encontraron solos ante Degryse, pero fallaron en sus remates, antes de que Julio Salinas fuera derribado en el área en otro pase al hueco y Michel marcara ese cuarto gol que le sitúa como máximo goleador del Mundial. Un error de concentración (Chendo dejó un hueco en la barrera en el gol del empate belga) acabó con la alegría española sólo cuatro minutos después.
Pero muchas cosas han cambiado desde que comenzó el Mundial. Pese al error, España se defendió con orden, mucho más cercanas sus líneas que en partidos anteriores, donde los defensas casi tenían que utilizar prismáticos para encontrar a sus compañeros del centro del campo. En el segundo tiempo, España perdió ritmo y contó con fortuna para evitar el empate, al fallar Scifo un penalti, pero no pasó por demasiados apuros.
Ahora, España se enfrentará a Yugoslavia el próximo martes, también en Verona. Lo peor que podría sucederle, visto lo de ayer, es que volviesen los nervios olvidados tras Corea. La selección va a más, aunque era lógico partiendo de un inicio tan malo. A Yugoslavia se la derrotó hace un mes jugando fatal (0-1, en un amistoso), y mientras España ha ido hacia arriba, los balcánicos han empeorado. Pero no sería bueno comenzar a escribir nuevas versiones del cuento de la lechera. Lo único seguro es que los españoles van a tener tiempo para volver a visitar el balcón de Romeo y Julieta.
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