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GENTE

Leona Helmsley

La reina del rascacielo, destronada a Harlem

Leona Helinsley, la multimillonaria reina de la industria hotelera norteamericana que una vez se vanaglorió de que "sólo los don nadie pagan impuestos", seguramente desearía no haber dicho nunca semejante tontería en un país como Estados Unidos, donde el máximo crimen es defraudar al fisco (recuérdese que Al Capone fue a la cárcel no por su pasado criminal, sino por deber dinero al Estado).En una de las decisiones fiscales más duras impuestas por un tribunal norteamericano, la multimillonaria, de 69 años, convertida en símbolo de la avaricia de los ricos de este país, acaba de ser sentenciada por el juez John Walker, primo del presidente George Bush, a cuatro años de cárcel y a prestar tres años de servicios comunitarios en un barrio, Harlem, nunca visitado por la Helmisley, que nació en Brooklyn.

Además, la antigua secretaria casada con uno de los magnates de la industria inmobiliaria neoyorquina, Harry Helmsley, tendrá que pagar, según la sentencia, una multa de más de siete millones de dólares (unos 800 millones de pesetas) al Tesoro público, así como otros dos millones de impuestos federales y locales, con sus respectivos intereses.

Su juicio, que se prolongó implacable durante siete semanas y terminó el pasado mes de agosto con su declaración de culpabilidad, acaparó las primeras paginas de todos los medios de comunicación norteamericanos y fue seguido con morbosa curiosidad por millones de ciudadanos de todas las clases sociales, unidos por un vínculo común: su enemistad y absoluto desprecio a la Helmsley y a su forma de actuar.

A pesar de los esfuerzos de su abogado, Gerald Feffer, de que el delito por el que era juzgada su cliente era el de evasión de impuestos y no su difícil personalidad, su forma de tratar a sus empleados, su despotismo y su frialdad rayana en la crueldad a la hora de cerrar tratos comerciales salieron a relucir una y otra vez durante el juicio e indiscutiblemente, influyeron en el jurado, que la encontró culpable de 33 cargos. Su marido, conocido como el rey del real-estate, evitó su presencia en el juzgado por razones de salud -sufrió dos ataques cardiacos desde que fue procesado-.

Puede que Leona, propietaria de 26 hoteles distribuidos en 10 Estados, tenga algún amigo, pero si lo tiene, en el juicio brilló por su ausencia. Como ejemplo, he aquí un ramillete de opiniones diversas sobre la señora Helmsley: "La lady Macbeth de la industria hotelera" (The New York Times), "La malvada bruja del Oeste" (Alcalde Ed Koch), "Rima con rica" (portada de Newsweek; rich -rica- rima en inglés con bitch -ramera-), "Una desgracia para la humanidad, todavía peor de como ha sido descrita" (Donald Trump, dueño de la mayor fortuna inmobiliaria de la ciudad de Nueva York), "El vértice de la pirámide de la maldad" (juez Walker, que pronunció la sentencia el pasado martes).

Leona Helmsley, que junto a su marido, Harry, dirigía un imperio valorado en más de 5.000 millones de dólares desde la antigua torre Panam, en el centro de Manhattan, ha apelado la sentencia. Hasta que se vea la apelación, la multimillonaria mujer permanecerá en libertad bajo fianza, pensando que también los alguien y no sólo los don nadie pagan impuestos en este país.

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