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Mostafá Kamal Tolba

El salvador de la capa de ozono de la Tierra

Isabel Ferrer

Conocido como "el salvador de la capa de ozono de la Tierra", Mostafá Kamal Tolba, de 67 años, cabellos grises y ojos verdes, tendrá ocasión el mes próximo de ver confirmado uno de sus más queridos proyectos: la ratificación del Protocolo de Montreal, cuya firma, en 1987, fue posible por el empeño de este científico egipcio, director ejecutivo desde hace 13 años del Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA). Antes de Montreal, le dijeron que el agujero de ozono de la Antártida no parecía un problema tan grave, y un acuerdo era prematuro. Ahora todos le felicitan por su acierto y tesón.

Y es que el doctor Tolba, que el mes pasado presidió en Basilea la conferencia sobre el transporte de residuos peligrosos, conoce bien la lentitud con que se mueve a veces la comunidad internacional, un interlocutor al que lleva tres décadas tratando de convencer de la necesidad de conciliar desarrollo económico y medio ambiente.Tiene Mostafá Tolba, nacido en 1922, en Zifta, una ciudad del delta del Nilo, aspecto de investigador ajeno a los avatares de la política. En 1943 se graduó cum laude en botánica por la universidad de El Cairo y, en 1949, obtuvo su doctorado en patología de las plantas en la de Londres. Su padre, un maestro originario del Alto Egipto que a principios de siglo residía en la ciudad de Zifta, se habría mostrado, sin duda, satisfecho de su hijo, y ello porque, según sus biógrafos, Mostafá Tolba fue un niño poco dado a las lecturas difíciles y amante del fútbol, el tenis y el pimpón. Sin embargo, como él mismo reconoce, su primera experiencia como administrador y director, a la edad de 12 años y patrocinada por su propio padre, que le pidió que se ocupara de las propiedades familiares, le ayudó a aprender mucho de la gente, la tierra y la agricultura. Quizá por ello escogió la botánica, que le llevaría, 10 años después de su doctorado, a recibir una distinción que le reconocía como el botánico más eminente de Egipto.

Antes de dirigir el PNUMA en 1976, Tolba fue, entre otras cosas, profesor de microbiología en Egipto, secretario general del Consejo Nacional Científico de su país, agregado cultural en la embajada en Washington y ministro egipcio de la Juventud. En 1972 presidía la delegación egipcia que asistió en Estocolmo a una conferencia sobre el medio ambiente de la que luego surgiría el programa de Naciones Unidas. En 1973 empezó a trabajar para la organización, y en 1976 sucedió en la dirección ejecutiva al canadiense Maurice Strong. Desde entonces ha sido reelegido tres veces, la última en 1988.

De este modo, su imagen ha estado ligada al color azul claro de Naciones Unidas. Un trabajo así le obliga a viajar constantemente, y, apenas tiene tiempo de acudir a su despacho de Gigiri, en la región cafetera de Kenia. Cuando está allí, trabaja alrededor de 14 horas, pero se desquita en los vuelos transoceánicos, donde lee novelas árabes o policiacas.

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