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El rebrote de la inflación aumenta la tension laboral en el panorama portugués

Una huelga de 24 horas en los transportes terrestres paralizó ayer buena parte de la actividad económica portuguesa e hizo aún más caótica que de costumbre la circulación por las calles de Lisboa y otras grandes ciudades portuguesas, donde el paro debe afectar a la casi totalidad de los transportes colectivos urbanos y suburbanos (autobuses, tranvías, metro, transbordadores). En la huelga participan también los sindicatos de ferroviarios, y las autoridades portuguesas han adoptado medidas de emergencia que condicionan el acceso de los vehículos de transporte pesados (TIR) a las áreas metropolitanas de Lisboa y Oporto.Acuerdos salariales conseguidos en el último minuto han evitado que se junten al movimiento huelguista el personal de vuelo de la línea aérea estatal (Tap Air Portugal) y el sindicato independiente de los chóferes de autobuses.

Convocada conjuntamente por los sindicatos pertenecientes a las dos grandes centrales sindicales (CGT-Intersindical y UGT) por reivindicaciones salariales y de condiciones de trabajo, la huelga de hoy es considerada como un ensayo general para la huelga general nacional que los sindicatos amenazan con organizar en la primera semana de marzo. A este efecto está reunido, durante tres días y hasta el sábado, el estado mayor de la UGT, profundamente dividido acerca de la posibilidad y oportunidad de una nueva jornada de acción común de las dos centrales sindicales contra la política económica y social del Gobierno de Cavaco Silva como la realizada el 28 de febrero de 1988.

Uno de los efectos de la huelga general del año pasado había sido congelar el paquete laboral, conjunto de leyes que alteraba la legislación laboral portuguesa en el sentido de liberalización del despido y de generalización de los contratos temporales para los jóvenes de menos de 25 años. El presidente Soares había solicitado la intervención del Tribunal Constitucional, que se pronunció por la inconstitucionalidad de varias disposiciones.

Nuevas leyes

Enmendado por el Gobierno y votado de nuevo por la mayoría socialdemócrata del Parlamento, el nuevo dispositivo legal fue enviado de nuevo a la presidencia de la República, y esta vez Mario Soares no requirió el examen previo del Tribunal Constitucional y todo apunta a una probable promulgación de la nueva legislación. El secretario general de la UGT, el socialista Torres Couto, después de una reunión con el primer ministro Cavaco Silva de más de seis horas, dio también su aprobación tácita a la nueva legislación laboral, decisión que fue duramente atacada por la CGT, que estima que la ley del despido sigue siendo inconstitucional, y que suscitó también una fuerte contestación entre dirigentes sindicales socialistas de la UGT, que acusan a Torres Couto de aprovecharse de su cargo sindical para servir sus intereses personales, políticos y económicos.La crisis dentro de la dirección de tendencia socialista de la UGT es, en muchos aspectos, la continuación de la crisis de la dirección del partido socialista, que culminó hace menos de un mes con el congreso que eligió a Jorge Sampaio para el cargo de secretario general de este partido.

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