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Tribuna:EL BANCO EUROPEO DE INVERSIONES Y ESPAÑA
Tribuna
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Un despegue insuficiente

Desde el ingreso en la CE, España ha despegado con cierta fuerza en la captación de préstamos del Banco Europeo de Inversiones (BEI). No obstante, el nivel se encuentra todavía muy por debajo del que debería alcanzarse teniendo en cuenta el grado de desarrollo español. El Banco Europeo de Inversiones es además una pieza clave para España en el camino hacia el mercado único comunitario.Las operaciones del Banco Europeo de Inversiones en España comenzaron en 1981, año en que se firmó con nuestro país un acuerdo de cooperación financiera que, con las pertinentes prórrogas, concluyó a finales de 1985. Este acuerdo implicaba bastantes limitaciones en cuanto a acceso a los préstamos y participación en las decisiones del banco.

En esos años, los préstamos del BEI a España supusieron 67.700 millones de pesetas, cifra prácticamente simbólica si se tiene en cuenta que los préstamos del Banco Europeo de Inversiones y del Nuevo Instrumento Comunitario (NIC, préstamos a las pyme canalizados a través del BEI) alcanzaron los 877.223 millones de pesetas únicamente en 1985, incluyendo los préstamos a España y Portugal.

A partir de 1986, en que España se incorpora de pleno derecho a la CE, el panorama cambia sustancialmente, aunque no lo suficiente como para darse por satisfechos. Durante 1986, 1987 y 1988 (hasta el 15 de abril), el BEI adjudica a operaciones con España un total de 162.163 millones de pesetas. La distribución de este importe se efectúa con arreglo a las siguientes líneas: más de la mitad de los recursos se dedican a inversiones en la industria, agroindustria y, en menor medida, turismo. De ellos, 74.900 millones, en forma de préstamos globales en favor de la pequeña y mediana empresa, y 15.825 millones, en forma de créditos directos a empresas industriales españolas (SIV Española). Automóviles Talbot, Citroén España, Mercedes-Benz España y Telettra Española).

Los préstamos globales se canalizan en forma de grandes paquetes a través de las principales entidades bancarias, que representan luego esos fondos en cuantías más modestas.

Por otra parte, 10.750 millones se adjudican directamente para proyectos energéticos a Hidroeléctrica Española y a Sociedad de Gas de Euskadi.

El resto, 60.688 millones, lo concede el Banco Europeo de Inversiones a diversos proyectos de infraestructura destinados a estimular el desarrollo regional y potenciar las comunicaciones intercomunitarias: modernización de líneas férreas, acondicionamiento de puertos, construcción de un puente internacional sobre el Guadiana y diversas presas en el mismo río, mejora de carreteras y construcción de autopistas y construcción de centros de carga para transporte por carretera. Igualmente se han financiado, mediante préstamos globales, pequeñas y medianas inversiones infraestructurales patrocinadas por corporaciones locales en las zonas menos desarrolladas.

Participación española

El despegue en el grado de participación española en los préstamos ha sido importante: un 5,8% del total de las financiaciones en 1986 y un 9,5% ya en 1987. Sin embargo, las cifras no deben ser suficientes para España teniendo en cuenta nuestro nivel de desarrollo y los objetivos perseguidos por la actividad crediticia del banco europeo.

En efecto, la misión del BEI es contribuir, sin ánimo de lucro, al equilibrado desarrollo de la Comunidad. Así, sus financiaciones van destinadas a respaldar inversiones en los sectores de producción, infraestructura y energía:

- Que conduzcan al desarrollo económico de las regiones menos favorecidas de la CE.

- Que presenten un interés común para varios Estados miembros o para la CE en su conjunto, además de las inversiones tendentes a la modernización y re conversión de empresas o a la creación de nuevas actividades en orden al progresivo establecimiento del Mercado Común.

Evidentemente, con esas premisas y la dimensión de nuestra economía, España debería llegar a ser uno de los principales, si no el más importante, receptor de los préstamos del BEI/NIC. Y habría de tomarse en este sentido ejemplo de Italia, que percibe por encima del 40% de las financiaciones con destino a países comunitarios, a gran distancia de todos los demás.

Los préstamos del BEI dentro de la Comunidad no se distribuyen por países o sectores según pautas preestablecidas, sino que su reparto depende exclusivamente de las solicitudes presentadas y de la idoneidad de las inversiones propuestas. Por ello, la principal, por no decir la única, responsabilidad en aprovechar a fondo las posibilidades del BEI está en los propios operadores económicos y en las instituciones públicas españolas.

Son, en definitiva, las empresas españolas, en colaboración con las entidades financieras y entidades públicas, las que tienen la clave de esa mayor participación que los italianos se han ganado a pulso.

En este sentido, sería altamente interesante la intervención de las cajas de ahorro como canalizadoras de los préstamos globales, dada la tradicional vinculación que estas entidades tienen en España con los pequeños operadores económicos, fundamentalmente pequeñas y medianas empresas. El BEI tiene actualmente congelada esta participación de las cajas, aunque puede replanteársela en unos pocos meses, a la vista de los resultados de los actuales préstamos globales en marcha.

Hay que tener en cuenta que los préstamos concedidos por el BEI en 1987 (incluido NIC) suponen del orden del 5 1 % de las financiaciones comunitarias con fines estructurales: préstamos del Fondo Europeo de Desarrollo Regional, del Fondo Europeo de Orientación y Garantía Agrícola (sección Orientación), BEI y NIC, Comunidad Europea del Carbón y del Acero y Comunidad Europea de la Energía Atómica.

Miguel Morán es director de Comercio Exterior de Analistas Financieros Internacionales, SA.

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