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El incumplimiento del acuerdo de compra de maíz por la CE provocará represalias de Estados Unidos

Un mes antes de que expire, la Comunidad Europea (CE) no parece en condiciones de cumplir el acuerdo, alcanzado con Estados Unidos para compensarle por su ampliación a España y Portugal, y de nuevo circulan en Washington rumores sobre la aplicación de sanciones, que consistirán en aumentar los aranceles sobre el vino, los licores y el queso europeos. El acuerdo concluido hace casi un año preveía que España adquiriría anualmente, hasta 1990, dos millones de toneladas de maíz y 300.000 de sorgo procedentes de EE UU, pero el mercado español no está en condiciones de absorber esa cantidad.

Portavoces comunitarios aseguran que aunque ha adquirido cierto retraso, "la Comunidad tiene la intención de respetar el acuerdo", pero sus propios expertos reconocen en privado que será harto dificil que España importe en un mes el 1,2 millón de toneladas restantes, con tanta mayor razón que sus autoridades muestran ahora, según ellos, cierta mala voluntad para cumplir el compromiso.Aunque los colaboradores del ministro de Agricultura, Carlos Romero, rechazan esta acusación, las cifras e informes oficiales de Madrid la corroboran en parte, y no en balde el jefe de la diplomacia española, Francisco Fernández Ordóñez, señalaba en octubre, en un télex dirigido a su embajador ante la CE, que "el elevado ritmo de las importaciones en los próximos meses ( ... ) determinará un hundimiento de los precios" del maíz español.

Las importaciones, proseguía el ministro, "rompen los objetivos planteados por el Gobierno español de desarrollo del cultivo del maíz", cuya cosecha alcanzó este año la cifra récord de 3,38 millones de toneladas, "con gran detrimento de las subvenciones concedidas tanto para el fomento del cultivo como para su posterior adecuación al mercado".

Ese mismo mes de octubre, Carlos Romero advirtió en Luxemburgo a sus homólogos europeos que "mientras no se encuentre una solución definitiva a este problema del maíz me resulta difícil aceptar cualquier medida del paquete de estabilizadores", un mecanismo de contención del gasto agrícola; tres meses después de la formulación de la advertencia el asunto seguía sin resolverse, pero sus consecuencias no habían sido tan perjudiciales para la producción española, cuyos precios no han llegado a hundirse.

Agilizar importaciones

La CE se ha esforzado primero por agilizar las importaciones españolas de maíz norteamericano concediendo sucesivas reducciones del derecho compensatorio (arancel cemunitario), que suman 8.120 pesetas por tonelada, y Madrid se ha resistido a que otorgue nuevas rebajas que pondrían el cereal estadounidense a un precio mucho más bajo que el español.

Bruselas ha intentado en segundo lugar fomentar las ventas españolas de maíz proponiendo en octubre una prima de penetración en el mercado comunitario de 770 pesetas por tonelada transportada por vía marítima al resto de la CE y concediendo además restituciones (subvenciones) a la exportación a países terceros de 200.000 toneladas.

España no se ha dado por satisfecha y aplica con reticencias el acuerdo para intentar forzar su "comunitarización", es decir el reparto de las importaciones entre los 12 Estados miembros, aprovechando una coyuntura en la que difícilmente puede ser presionada en vísperas de una cumbre europea en la que las decisiones deben ser aprobadas por unanimidad.

El SENPA, el organismo público español encargado de las compras de cereales, rechazó recientemente, por ejemplo, una oferta para importar 300.000 toneladas, por considerar que su calidad y su grado de humedad eran insatisfactorios para permitir su comercialización dentro de varios meses o años. "Los norteamericanos", explicó un funcionario español, -"exportan un maíz viejo que a veces es equiparable a basura".

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