Premio al más hortera
Festival de canciones de mal gusto en Canillejas
El premio del festival no fue precisamente para la mejor canción Es más, las melodías de cierta calidad corrían el riesgo de ser descalificadas por buenas. En el II Concurso de la Canción Hortera de Canillejas, celebrado el pasado sábado, se premiaba lo vulgar, lo ramplón, lo chabacano. El jurado lo tuvo difícil ante semejantes excesos de originalidad. Ganó un grupo de coros y danzas, de aspecto rural y nombre interminable, que entusiasmó al público con unas coplillas de contenido soez.
"Hortera, adjetivo: vulgar y de mal gusto". Los participantes en la segunda edición del festival de la canción hortera se tomaron al pie de la letra la definición del diccionario de la Real Academia Española. Por el escenario del auditorio de Canillejas desfilaron desde las inevitables coristas con voz de loro hasta las cantantes minifalderas que recordaban los mejores tiempos del festival de Eurovisión.Ni que los aplausos estuviesen proscritos. En lugar de calentar las palmas, los cientos de asistentes se dejaron las gargantas a los gritos de "¡Horteras, más que horteras!". "La que se nos va caer encima", sentenciaba un espectador agorero mirando al cielo. Afortunadamente, las nubes se mantuvieron alejadas.
Sobre el escenario, Isabel Pantorrillas y sus Plañideras entonaban los compases de Confieso que estoy enamorada. La tonadillera, enorme, iba enfundada en un horrible traje fosforescente.Después de explicar su prolongada ausencia de los escenarios se destapó con una copla. "Por si hay una duda en el aire",' terciaba con voz atronadora. "Rumores, rumores", replicaba el coro con un soniquete que obligaba a taparse los oídos.
Nené Gramola y su hija Ana Mari con barba y bigote rizaron el rizo de la noñería con una versión lacrimógena de un viejo éxito: Di, papiá. Las Acuarias, minifalderas cursis sin más pretensiones, dieron paso a un grupo masoquista pero menos, Arrebato. Es mi hombre era el título de su canción, toda una apología del machismo más chabacano: "Aunque a veces me patea / porque dice que soy fea / y aunque a veces huela mal / es un ser sensacional...".
Llegaron ellos se colocaron en la cima de lo hortera. Un grupo de 18 amiguetes del barrio de Canillejas con aspecto de no haber pisado en su vida la gran ciudad. Boinas, botijos, bastones y ristras de chorizo inundaron él escenario. Era el Grupo de Coros y Danzas de la Santísima Hermandad de Nuestra Señora del Amor Perpetuo y de la Regla.
Y nada más abrir la boca se confirmaron como los más firmes candidatos al premio a la vulgaridad: "Resbala, mierda, resbala/ resbala, resbaladiza", decía la copla. Una jotica puso después la guinda a su original repertorio, bautizado como spanish folklore resbalation.
La noche acabó a las tantas. El barrio decía adiós a sus fiestas después de una semana intensa de actividades, organizadas por la Junta Municipal de San Blas y por la Asociación de Vecino de Canillejas.
El mismo sábado se celebró la quinta edición de la carrera popular nocturna. Los corredores se marcharon con una copa bajo el brazo; los cantantes se llevaron el premio más hortera: un transistor.
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