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Reportaje:

Ni juntos ni revueltos

Hombres y mujeres se bañan por separado en la Escuela de Deportes Apóstol Santiago

La Escuela de Deportes Apóstol Santiago fue fundada en 1942 por José Luis Lazcano, médico y jugador del Real Madrid en los años veinte. Casi medio siglo después, la separación de sexos y edades subsiste en sus piscinas. Algunos de los más de 10.000 alumnos, sobre todo los de edad avanzada, comparten el criterio de la dirección: "Hay que mantener la tradición del centro". Los jóvenes, que entraron de la mano de sus padres, aceptan una situación que algunos califican de "incomprensible y ridícula".

"Se deben de aburrir como verdaderas ostras". David, 17 años, socorrista, nunca había pisado las instalaciones del Apóstol Santiago. Aquel día se encontraba casualmente "haciendo una suplencia". Enfrascado en una amarillenta novela de bolsillo, se reclina en la silla metálica y mira de reojo un ambiente al que no está aconstumbrado. "Todo esto me resulta un poco absurdo", admite a regañadadientes.Se refiere a la separación por sexos y edades, una tradición que ha convertido al Apóstol Santiago en verdadero santuario de las buenas costumbres.

Son las once y media de la mañana de un día cualquiera. En la piscina olímpica reservada para hombres algún que otro bañista hace largos. El ambiente, sin embargo, está en el solárium de 700 metros cuadrados situado junto a la piscina. Allí, decenas de hombres entrados en años pasean a ritmo lento o forman corrillos desde donde llegan los ecos de batallas pasadas.

Luis Escalza, economista jubilado, ha perdido la cuenta. Tan sólo recuerda que ha pasado "un montón" de sus 76 años entre las paredes del Apóstol Santiago.

Escalza habla del "respeto" y la "educación" de los bañistas con un ojo puesto en la terraza de la otra piscina, la de las mujeres. "Allí se suele poner mi esposa", señala con la mirada. "Yo vigilo desde aquí y cuando la veo agitar las manos quiere decir que nos vamos. Luego nos encontramos a la salida y volvemos juntos a casa".

Un muro blanco salpicado con ojos de buey, a imitación del casco de un barco, separa los recintos reservados a uno y otro sexo. Desde una terraza, las mujeres llegan a ver de refilón el recinto de los hombres.

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"Visto desde fuera puede resultar ridículo", reconoce Escalza, "pero tiene sus ventajas. No está mal salir durante unas horas del núcleo familiar para relacionarse con otra gente".

El goteo de jóvenes viene después del mediodía. Suelen llegar de uno en uno y es poco frecuente verlos en grupos.

A Rafael Pinilla, de 15 años, le resulta "muy molesto" separarse de su hermana y su madre cada vez que va a la piscina. No le ha quedado otro remedio que venir solo esta mañana. Sentado cerca de la piscina, no encuentra otra diversión que trazar círculos en el suelo: "Tampoco se puede quedar con los amigos; esto es un poco aburrido".

La proximidad de su casa y lo barato que resulta el uso de las instalaciones son las dos ventajas que ve a la escuela de deportes. "Pero estaría dispuesto a pagar el doble con tal de que hicieran las piscinas mixtas".

Rafael entró en el Apóstol Santiago de la mano de sus padres. Tuvo que pagar en su día la matrícula de inscripción, aparte de su cuota anual. Ambas cantidades están ahora por encima de las 5.000 y 4.000 pesetas, respectivamente. Además, el acceso a las instalaciones sólo es posible después de pagar unos simbólicos cinco duros.

No se admite la entrada de invitados. Fuera del círculo familiar, los aspirantes a socios han de venir avalados por un alumno. Ocasionalemente, el desempeño de una,profesión liberal o la posesión de un título universitario son condiciones imprescindibles.

Las diferencias de edad no escapan al aparente afán por la separación.

En la zona de hombres hay dos piscinas, una de ellas de uso exclusivo para mayores de 25 años. Las mujeres eligen entre el recinto situado junto al de los hombres y la piscina a la que pueden entrar acompañadas de niños de ambos sexos. Cuando llega el invierno la cosa está más difícil: hombres y mujeres se reparten la piscina climatizada en días alternos. "Es un verdadero lío, antes de ir lo echas a cara o cruz", ironiza una alumna.

"Debida separación de sexos"

En 1957, una circular del Ministerio de Gobernación derogada hace sólo unos meses, se convirtió en manual de uso para los bañistas. Piscinas y soláriums debían "estar tapados al exterior y con la debida separación de sexos".Según el responsable en funciones de las instalaciones, José Luis Lazcano -en ausencia del director, su tío José Luis Lazcano Escolar-, la separación por edades y sexos tiene su origen en la adaptación a la normativa vigente en 1942, cuando fue creada la escuela de deportes.

Lazcano no cree necesario modificar las normas sobre separación de sexos: "Cuando la gente se encuentra a gusto como está no hay por qué cambiar. Los alumnos conocían todas estar normas antes de entrar aquí y, sin embargo, han ido en íncremento en los últimos años. Este lugar tiene una tradición que le hace distinto a los demás y creemos que debemos seguir respetándola. La diversidad de las cosas es la fuente de la riqueza".

La presencia religiosa es una constante en las instalaciones. La cruz de la orden de Santiago aparece en los rincones más insospechados: flanqueando la entrada, coronando la pared de un frontón, grabada en las puertas de los vestuarios.... Desde un altar, a unos 50 metros de las piscinas, se celebran misas de campaña. "La fe no faltará en España", reza una inscripción sobre un grabado con el apóstol Santiago, cayado en mano, a las puertas de Jerusalén.

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