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Un acuerdo difícil de cumplir

La decisión de la Organización de Paíse$ Exportadores de Petróleo (OPEP) de recortar sus ventas en algo más de 3,5 millones de barriles diarios, sobre una producción media de julio de algo más de 2,0 millones, ha sido recibida con inusitable sorpresa en los mercados internacionales. Los precios, que hace una semana estaban por debajo de los 10 dólares, rozaron ayer los 15 dóloxes por barril, quizá como consecuencia de lo inesperado del acuerdo.Pero un análisis inmediato de la conferencia hace suponer que la decisión de la OPEP es más espectacular y dramática que eficaz. Aparete de lo impracticable que puee resultar su cumplimiento, existen serias dudas de que vaya a tener un efecto duradero sobre los mercados y precios. En cualquier caso, el cártel petrolero se juega esta vez la poca credibilidad que le quedaba después de ofrecer durante más de dos años el. singular espectáculo de adoptar decisiones de probables consecuencias dramáticas para la economía munduial, pero que luego afortunadamente no cumplía.

Más información
El recorte de la producción de la OPEP en casi un 20% entrará en vigor el proximo 1 de septiembre

El punto más incomprensible del acuerdo de la 78ª conferencia de la OPEP es la fecha de su entrada en vigor, que no es inmediata. El aplazamiento hasta el 1 de septiembre del cumplimiento del pacto, que además sólo tiene una validez de dos meses, hace suponer que algunos países, especialmente los productores ricos del golfo Pérsico, han condicionado el acuerdo a su estricto seguimiento, con lo que de hecho han abierto la puerta a que, al menos momentáneamente, los grifos de la producción no se cierren del todo.

La fecha de la entrada en vigor fue además el elemento conflictivo de última hora que estuvo a punto de dar al traste con todo el acuerdo. Asimismo los países del golfo Pérsico exigieron que las exportaciones de cada país miembro sean cóntroladas de ahora en adelante por un denominado comité de expertos que recorra los países productores en una misión cuasi policial.

Pero la clave que hace desconfiar de la viabilidad del pacto es precisamente el tamaño significativo del recorte decidido: unos 3,5 millones de barriles. Esto supone volver, con la excepción de Irak, al que se permite una producción adicional de 700.000 barriles, a la situación de octubre de 1984, cuando el cártel acordó no vender más de 16 millones de barriles. Pero este techo es demasiado próximo a la demanda prevista para el crudo de la OPEP en los próximos meses, lo que aparte de dejar el mercado como está dejará abierta la puerta a que otros productores independientes se aprochechen del sacrificio del cártel.

Que los 13 países de la OPEP sean capaces de retirar 3,5 millones de barriles del mercado es algo que exige mucha fe antes de creerlo. Si el acuerdo de 1984 falló, fue, y esto es historia, porque los 13 productores, salvo Arabia Saudí, aumentaban su producción a niedida que el mercado lo demandada. Con la política saudí firmemente decidida ahora a no producir menos de su cuota de 1984 (es decir, 4,5 millones de barriles), cabe esperar que el acuerdo de ayer representa un sacrificio demasiado duro para muchos países, especialmente, aquellos que están angustiados por sus problemas de deuda externa. La generosidad de Irán es, por otro lado, un factor demasiado dificil de comprender para un país que se encuentra en guerra precisamente con el único mienibro de la OPEP, Irak, al que se le permite como excepción no cumplir el acuerdo.

Con todo, será el mercado el último juez que determine en las próximas semanas si el acuerdo de la OPEP es practicable o no. Mientras tanto habrá que dar el beneficio de la duda a una organización que ya en dos ocasiones ha colocado a la economía mulndial al borde del colapso.

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