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Tribuna:MEXICO 86FÚTBOL POR DENTRO
Tribuna
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La quinta velocidad

A Alfredo Di Stéfano siempre le ha obsesionado un concepto futbolístico: lo que él conoce por la quinta velocidad. Esa quinta velocidad es la capacidad que tienen algunos jugadores para sobreacelerarse cuando ya parecen alcanzados en carrera. Marcan un ritmo fuerte en su sprint, provocan que el defensa mida tiempos y distancias de acuerdo a la velocidad ,que traen. y, cuando va a intervenir, aceleran aún algo, tenuemente, porque ya vienen lanzados, pero lo bastante como piara que la llegada del defensa al cruce sólo encuentre el vacío. Para Alfredo Di Stéfano no cabe ninguna duda: a los grandes futbolistas de verdad les distingue la posesión o no de la quinta velocidad.Maradona va a salir de este mundial como el más grande de todos. Si su primer gol frente a Inglaterra fue ilegal -y aún hay que valorarle la capacidad de conseguirlo, porque en el fútbol de hoy los escrúpulos éticos han quedado fuera de lugar y el futbolista de recursos vale-, el segundo valió por dos.

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Maradona iarrancó del medio campo con un par de regates elegantes y enfiló hacia el área, por lo que los argentinos conocen como "el callejón del ocho", el pasillo del clásico interior derecho. Reid le persiguió durante toda la jugada, por lo que Maradona tuvo que apretar el paso. Al llegar al área le esperaba una defensa armada, dispuesta al cráce, a voltearlo si era posible, Shilton, atento a la safida, por si desbordaba. Entonces, tres metros antes del área, "metió la quinta". Pasó fugazmente entre los defensas, venció a Shilton con un amague y marcó.

Por fin un mundial está siendo grato con Maradona. En el de Argentina, César Luis Menotti, que era el seleccionador entonces, no se atrevió a convocarlo, por su excesiva juventud. En el de España, llegó como un niño consentido en el eje de un equipo con problemas de funcionamiento, los árbitros dejaron que le golpearan y acabó expulsado cuando, irritado, agredió a un jugador brasileño en el estadio de Sarriá. Pero en éste de México, alcanzada su madurez, está luciendo. Tiene una espléndida pierna izquierda, un sentido del juego insuperable y, aunque ha perdido ya algo de su explosiva velocidad inicial, ha desarrollado a la perfección el secreto de la quinta velocidad. El fútbol está de enhorabuena.

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