Otro duelo entre Madrid y Barcelona
Barcelona quiere organizar los Juegos Olímpicos de verano de 1992 y es posible que lo consiga. La Comunidad Autónoma de Madrid teme que, en tal caso, la capital catalana concentre el mejor equipamiento deportivo de España en detrimento de Madrid. Ramón Mendoza ha sabido aprovechar este recelo político para concertar una operación que se presenta muy ventajosa para el club que preside.
A cambio de la entrega de 14 hectáreas de suelo deportivo con 800 metros de fachada al paseo de la Castellana, la principal arteria de Madrid, el club blanco obtendrá un pabellón, de más de 10.000 espectadores, que su sección de baloncesto está necesitando como el agua y 50 hectáreas, 20 de ellas equipadas para constituirse en escuela de fútbol y centro de entrenamiento, a 22 kilómetros de la Puerta del Sol.
Las ventajas para el Real Madrid son tan evidentes qje, a pesar del conocido peso que el sentimiento de la nostalgia tiene en el club, Mendoza obtuvo el domingo la aprobación necesaria para efectuar el canje con una proporción de 10 a uno en los votos favorables. La voz de la nostalgia, encarnada en la asamblea por el ex presidente Luis de Carlos, no encontró eco.
En la Comunidad Autónoma las cosas no parecen estar tan claras. Ninguno de sus responsables políticos ha querido hacer una evaluación del coste económico de la operación. La Comunidad tendrá, cuando todo haya terminado, un excelente espacio en el que desarrollar un moderno centro deportivo de alto rendimiento, que incluiría un buen estadio de atletismo, una escuela de tecnificación de tenis y dos pabellones cubiertos, el actual y el que se compromete a construir. Podría, así, rivalizar en instalaciones con la Barcelona posolímpica.
Pero hace falta que la Comunidad explique el coste de la operación. Con los datos conocidos, parece evidente que al socio del Real Madrid le interesa el cambio. Pero al simple ciudadano madrileño hay que explicarle cuánto va a costar desarrollar el proyecto y en qué va a consistir. Mendoza puso el dedo en la llaga cuando el domingo explicó a la asamblea que el pago de 65 millones por la transmisión por TV-3 del Barcelona-Juventus es "una subvención encubierta". La operación de la Comunidad con el Real Madrid puede interpretarse como una inteligente colaboración de la Administración con el más importante club deportivo privado de la ciudad o como una subvención encubierta. El conocimiento de los números en juego ayudará a clarificar el debate. También habrá que preguntarle qué opina al Atlético de Madrid.
