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La OPEP se plantea la posibilidad de reducir el precio oficial del petróleo

Una mayoría de los 13 países miembros de la OPEP se declaró ayer en favor de un cambio drástico de su actual política de sostener artificialmente el precio del petróleo y ahogó por un incremento controlado de su volumen de producción, hasta alcanzar un porcentaje preestablecido del mercado mundial. Algunas naciones, como Nigeria, advirtieron formalmente que harán "todo lo que esté en nuestras manos" para hacer frente a la competencia que supone el crudo, vendido a precio más barato, del mar del Norte.

Al término de dos días de reuniones y tras anunciar que continuarán hoy sus discusiones en el hotel de Ginebra donde celebran su 76ª conferencia, los ministros de los 13 países miembros del cartel petrolífero admitían estar divididos sobre la estrategia a seguir una vez que la demanda mundial de crudo caiga -y con ella el precio- al acabar el invierno. Una mayoría abogaba por la adopción de una política de libertad de precios que permitiera al consorcio recuperar los clientes perdidos y, a medio plazo, conseguir una mayor cuota del mercado mundial del 35% que ostentan ahora.Por el contrario, otros defendían el mantenimiento de la actual estrategia de ir reduciendo la producción a un nivel previamente establecido (16 millones de barriles diarios, o incluso menos en la próxima primavera) con el fin de sostener el precio oficial de 28 dólares y el volumen global de ingresos.

El endoso tácito por Arabia Saudí de la primera estrategia y la amenaza pública de Nigeria de competir a toda costa con los productores del Mar del Norte daban credibilidad a la hipótesis de que la OPEP adopte, por vez primera en los últimos tres años, una política de mayor libertad de precios.

Guerra de precios

Especialistas en el mercado del petróleo aseguraban que, de confirmarse esta eventualidad, se produciría una auténtica guerra de precios, con tarifas inferiores a los 20 dólares, tal como el ministro de petróleo de Arabia Saudí, jeque Yamani predijo en la apertura de la conferencia.El presidente dé la conferencia y ministro venezolano de Energía, Arturo Hernández Grisanti, manifestó que el problema planteado se reduce, en estos momentos, a una sola cuestión: cómo evitar entonces que la caída de los precios sea brusca.

Pese a sus disensiones internas, derivadas de la oposición de Argelia, Irán y Libia a la política de libertad de precios, la 76ª conferencia de la OPEP parece decidida a trasladar a los productores no asociados al cartel un mensaje meridianamente claro. La OPEP, después de tres años de jugar a mantener alto el precio, puede dar un giro de 180 grados a su política y propugnar una guerra de precios que perjudicaría fundamentalmente a los exportadores con costes de producción más elevados, es decir los del Mar del Norte. Tal fue el sentido de la declaración de Nigeria, cuyo ministro Tam David West señaló que "su país no puede ignorar por más tiempo que tiene necesidad perentoria de dar de comer a 100 millones de personas".

A falta de acuerdo a última hora de ayer, el ministro del Ecuador, Javier Espinosa Terán, manifestó que los ministros parecían decididos a redactar un comunicado final expresando sus puntos de vistas divergentes y convocar una reunión extraordinaria para finales del mes de enero. Las necesidades financieras de los países de la OPEP parecen, en cualquier caso, empujar al consorcio a un cambio en su política pasada. De confirmarse significaría precios más baratos para los consumidores y costes energéticos menos onerosos para las economías occidentales. La duda es conocer durante cuánto tiempo.

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