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El Atlético deja al Español con cuatro negativos

Unos salieron disparados hacia arriba y otros hacia abajo. El Atlético de Madrid demostró que posee un conjunto capaz de amargar a cualquiera, un entrenador que sabe lo que se trae entre manos y unos jugadores que aspiran a ser la nueva ola de la selección española. El Español, por su parte, volvió a demostrar que le cuesta ver puerta, que juega bien en horizontal, pero mal en vertical; que tiene una defensa vacilante, en la que debutó el joven Toribio -los dos goles del Atlético llegaron por su banda-, y una necesidad imperiosa de aclarar sus ideas. Anoche, en Sarriá, bajo un intenso frío, sobre un campo resbaladizo y frente a poquísimos espectadores -algunos de los cuales esperaron a la salida a Azkargorta para pedir su dimisión-, el Atlético consiguió su primer triunfo lejos del Calderón de la temporada ante un equipo que se queda ahora con cuatro negativos y lleno de dudas.Cuenta Xabier Azkargorta, que el Español es jan conjunto que ha de aprovechar todos los recursos al margen del juego; es decir, deben ser sabios, vivos, oportunistas, astutos, en los saques de banda, en los saques de esquina, en las faltas, en los saques de Nkono... Y eso fue lo que utilizó ayer el Español para ganar al Atlético. Cuando el mayor peligro de un equipo se centra en los patadones que da su portero y en la lucha desesperada de sus puntas en busca de esos balones, la cosa no funciona o funciona de vez en cuando, no siempre.

Anoche, Lauridsen, que ha empezado su carrera personal por conseguir un hueco en la lista mundialista de Dinamarca, realizó un excelente partido. Sólo por lo que el jugó el Español mereció mejor suerte. Pero frente al danés había uno de los mejores conjuntos españoles, al que únicamente le fallaron dos hombres: Setién y Cabrera. El resto se empleó como viene siendo norma de la casa, de la casa de Luis: orden, dedicación, extraordinaria forma fisica, maestría en el contragolpe, juego fácil, sencillo, al primer toque, triangulando. Van como motos y, encima, se apoyan, se ayudan, juegan todos para todos; tal vez por ello parece que salten 13 y no 11 al campo.

El Español tuvo algunas ocasiones, sólo algunas. Por ejemplo, una jugada de Lauridsen, Orejuela, Pineda y Márquéz en el minuto 23 o el tiro del Negro Giménez que despejó Mejías en el 25 o aquel remate fallido por el goleador españolista en el 60, pero las jugadas de peligro, los goles cantados, fueron madrílehas. Da Silva, en el 27; Cabrera, en el 43, y de nuevo Polilla, en el 45, se quedaron solos, televisivamente solos, ante Nkono y fallaron estrepitosamente. Luego vino el primer gol rojo y, más tarde, el empate del Negro, siempre el Negro. Pero, no contenta con fallar en el primer gol -Maldonado no acertó a despejar un balón tonto, que aprovechó Da Silva-, la defensa blanquiazul volvió a dormirse cuando ya se terminaba el partido y eso, ante un Atlético que aspira al título, produce la muerte.

Contaba Luis Aragonés poco antes de salir de Madrid que se traía a los útiles, que no había más...". Y añadía: "Me gusta el Español porque juega y deja jugar". Todo un augurio. Sus pupilos jugaron útilmente y ganaron, entre otras razones, porque les dejó el Español. Así de sencillo.

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