_
_
_
_
_
Tribuna:
Tribuna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las tribunas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Teitelboim

Mi compañero de puente aéreo va a la Moncloa a presentar las cartas credenciales, es un decir, de la Asociación de la Prensa barcelonesa. Yo hago el viaje sobre todo para presentarme a mí mismo un recuerdo. Mi compañero de viaje me comenta: "Se nota que las encuestas indican que en caso de celebrarse elecciones los comunistas subirían algún punto". "¿En qué se nota?". "Pues se nota en que ya vuelven a pelearse otra vez entre sí". Los comunistas son guerreros, cómo eran guerreras las chicas del rock, y cuando el enemigo se les disfraza de nebulosa recurren al sucedáneo de pelearse entre sí. No es una explicación. Es simplemente el final de un punto y aparte.Presento en Madrid la biografía de Neruda escrita por Volodia Teitelboim, poeta, ensayista, novelista chileno, alto dirigente del partido comunista cuyo nombre se quedó prendido en mi memoria cuando se produjo la riada humana de asesinados y exiliados provocada por la miseria histórica del general Pinochet. Me quedó prendido el apellido sin duda por su eufonía y por el hecho de que el golpe sorprendió a Teitelboim en el seno de una delegación enviada por Allende para explicarnos a los europeos los riesgos de que en Chile se produjera un golpe militar. Teitelboim es poeta y comunista desde que lo demostró en los años treinta, es decir, viene de lejos, y su biografía de Neruda complementa suficientemente el Confieso que he vivido, porque se trata de la conciencia externa de la vida y obra del poeta, aportada por un amigo entrañable y tan fiel que se permite una sonrisa en el epitafio: "... No es aventurado concluir que no necesitaba confesar que había vivido, porque éste era un secreto a voces". Al acto asisten exiliados chilenos y veteranos comunistas españoles. Un joven médico chileno que me devuelve al aeropuerto a través de un Madrid colapsado por la lluvia me comenta: "Teitelboim, Corvalán, los viejos, han sabido estar a la altura de las circunstancias y dejan que la lucha en Chile la programen y la lleven adelante las nuevas promociones". Teitelboim me parece un excelente, escritor y un dirigente inteligente. La inteligencia es a veces una forma superior de moralidad.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_