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Esperma de hielo

Cuatro años después de su entierro, Alain Parpalaix, un oscuro inspector de policía de la prefectura de Marsella, será padre de un hermoso bebé-espectáculo. Los tribunales franceses han devuelto a Corinne, la joven viuda con melena a lo Mireille Darc, el esperma congelado del inspector cadáver. Hacia mayo de 1985 nacerá el hijo de un hombre muerto en 1981. Esta polémica acerca de la posibilidad jurídica de la inseminación post mortem va mucho más allá de las pelmazas cuestiones legales o éticas que suelen ser habituales en estos casos. Un temblor -ese temblor de la falsificación del que habla Patricia Higshmith- recorre las evidencias en las que estábamos confortablemente instalados.La figura del padre desconocido, ilegal, desnaturalizado o putativo siempre fue materia prima de folletín por entregas. La figura del padre fantasma, surgido del interior de un frigorífico y de la paz del camposanto, no sólo perturba ese viejo orden judeocristiano encerrado en las escrituras jurídicas, morales y teológicas, sino que inaugura un género estético de enormes posibilidades narrativas y poéticas. Un género que hiela algo más que el esperma, que estremece como un cuento gótico, que faculta a los muertos del cementerio para un acto todavía más escalofriante que el clásico salir de las tumbas a la manera del videoclip famoso de Michael Jackson: el día menos pensado los huesos que habitan esos ataúdes carcomidos y malolientes podrán ser padres.

Dicen las crónicas que el caso póstumo del inspector Parpalaix está originando muchos quebraderos de cabeza entre abogados, curas y moralistas, obsesionados por otorgar a los congelados espermatozoides del marsellés aquellas célebres categorías metafísicas -la inmortalidad y el destino- que antes situaban aproximadamente en el alma. Yo creo, sin embargo, que todo este intenso tráfico con el esperma surgido del frío es una conspiración contra la más célebre ortodoxia de Freud. Sabemos una cosa del futuro bebé-espectáculo del difunto, Parpalaix: será hijo de un fantasma pero nacerá sin complejo de Edipo.

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