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Los extremos de los ochenta rompieron el esquema danés

ENVIADO ESPECIALSon los extremos de los 80. Salen de atrás, de muy atrás, a 50 metros de cualquier banderín de esquina. Su labor es más ingrata que la de los famosos extremos-extremos. Los de hoy corren, marcan, centran y pegan. Saben hacer todo bastante bien. Son Urkiaga y Gordillo. El andaluz, el único que, como un buen torero, pone al público en pie en medio de la faena. La faena fue ayer más alentadora que en ensayos precedentes. Quizás porque Dinamarca realizó pressing en el centro del campo y no en la delantera como los húngaros en Cádiz; quizás, porque ayer Miguel Muñoz tenía a tres creadores en el centro del campo -Señor, Francisco y Gordillo-; quizás, también, porque hubo más suerte. Lo cierto es que la selección española marcó dos goles y la danesa sólo uno.

El público valenciano habrá olvidado ya el Mundial-82. Durante todo el primer tiempo tuvo el síndrome del penalti, el síndrome de ganar como fuera. Ayer, España, respondió a la fuerza del público. O, más simple, los dos goles españoles fueron tan bellos que valieron por un partido.

El primer tiempo fue malo, pero jugado con velocidad. Los dos equipos salieron con cuatro defensas, cuatro centrocampistas y dos delanteros centros. Muñoz y Piontek querían las bandas libres, pero sólo los españoles las aprovecharon. Durante este período, el ataque se llamó Gordillo. No hubo disparos a puerta por ningún bando. Las dos jugadas de peligro fueron españolas: en el minuto 33, Rincón falló en el punto de penalti un balón cedido por Señor; dos minutos después, un envío de Urkiaga al primer toque lo desaprovechó Víctor, que estuvo en un tris de dejarse la nariz en el césped.

Poca renta para dos cuadros que estarán en París. Pero son los nuevos tiempos. Hay que medir más la efectividad que la abundancia. Las matemáticas y el ajedrez se imponen en el fútbol, Probablemente, el enviado especial del Madrid, Luis Molowny, salió de vacío. Laudrup (Lazio, 20 años) fue secado por Urkiaga y Lerby (Bayern de Munich, 26) realizó una labor oscura. Lauridsen mandó en el equipo danés, pero tenía bastantes problemas con Gordillo. Problemas que Piontek estimó irresolubles.

A los dos minutos de la reanudación, Eriksen, máximo goleador en la Liga holandesa, aprovechó el único despiste defensivo de Camacho y Gordillo. El público saltó de sus asientos, pero para animar. En siete minutos llegó la primera satisfacción en jugada de Víctor con pase a Santillana, quien aguantó el balón al borde del área y, con dos quiebros, descolocó al portero y a toda la defensa.

Con la igualada llegó la calma. Señor y Francisco, para entonces, dominaban el centro del campo, bien apoyados por Víctor. Gordillo, en principio mar cado por Laudrup, pronto reanudó sus anunciadas escapadas. La fe de este jugador en su maravillosa pierna izquierda no tiene límite. Se lleva hasta los rebotes Los famosos centros-banana del alemán Kaltz son una broma frente a la precision del andaluz. Su pierna izquierda sólo fue equiparable a la derecha de Señor, protagonista en el segundo gol, igual de bonito. Dinamarca desapareció del campo, roma en ataque y sin poder de desdoblamiento en el centro. Se temía la rapidez de Laudrup y Simonsen para pasar al ataque. Pero no hubo tal. En este aspecto Dinamarca fracasó. La noche iba de extremos. Las bandas siguen planteando fuertes batallas tácticas, pero 30 metros más atrás. Los extremos de hoy no son aquellos parásitos de la banda.

En las calles de Valencia, después del partido, grupos de aficionados coreaban el nombre de España y gritaban "¡campeones, campeones!". Dos años después, la afición valenciana descansa en paz.

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