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EI 'Estao'

La caída de la de en posición intervocálica es una de las tragedias más graves de la historia del español, tan eficazmente estudiada por don Rafael Lapesa, reciente premio nacional de investigación científica.La de empezó a desaparecer entre las clases populares y posteriormente abandonó a clases social y culturalmente más altas hasta alcanzar a los académicos de la lengua. Don Wenceslao Fernández Flórez sorprendió al personal culto del país teorizando sobre la permisión del ao en vez del ado en la terminación de las palabras. Don Wenceslao estaba condicionado por su propio nombre. Le daba pavor que a alguien se le ocurriera llamarle Wenceslado.

Pero hay palabras graves, históricamente trascendentales, que, afectadas por la caída de la de en posición intervocálica, pueden perder entidad, significación y contribuir a la desestabilización de la conciencia nacional colectiva. Por ejemplo: Estado.

De un tiempo a esta parte los más altos políticos de España dicen Estao, precisamente en un momento en que el Estao necesitaría ser más que nunca Estado. El culto socialista al Estado queda malparado cuando es un culto al Estao. ¿Quién puede tomarse en serio una razón de Estao?

Pertenecer al Estado español puede ser incluso enjundioso, pero pertenecer al Estao español es como ser socio de honor de la Banda del Empastre o Caballero de la Orden del Langostino de Oro, condecoración concedida por la muy clara y noble villa de Vinaroz.

Un secreto de Estado obliga a un prudente respeto. En cambio, un secreto de Estao es algo así como una fórmula mágica de crecepelo o un fenómeno parapsicológico del Palmar de Troya. Todo lo que se gana por un lado descubriendo de pronto la bondad histórica de la Guardia Civil, se pierde por el otro llamando Estao a lo que es Estado.

Obsérvese que la gente de Alianza Popular, si viene del sector esencialista, del sector histórico, nunca dice Estao. Esa temeridad lingüística nunca se ha escuchado en labios del señor Fraga o del señor Robles Piquer. Es posible que algún jovenzuelo de Alianza diga Estao, pero siempre previo un permiso especial de Fraga. Es una concesión electoralista a la modernidad.

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