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Nona Hailsma, el voleibol como aventura

La secretaria holandesa que contestó a un anuncio en el que se pedía una jugadora que quisiera jugar en España

Alex Martínez Roig

Nona Hailsma estaba sentada en un iluminado despacho de la federación holandesa de voleibol, donde trabajaba como secretaria, cuando, hojeando la revista oficial federativa, sus ojos se posaron sobre un curioso anuncio: "Club español busca jugadora en Holanda". Nona sonrió, primero, para empezar a soñar, después, con una larga estancia en España, ese país que ella había visitado con la selección júnior. No le costó mucho tomar la decisión. Se ofreció y, sólo dos meses después, comenzaba a entrenarse con el Español-Cornellà, uno de los mejores equipos de la modesta Liga femenina de voleibol. Ella es una de las tres únicas extranjeras -su compatriota Petra Beute, también en el Español, y la norteamericana Maire Kelley, en el Instituto Nacional de Educación Física (INEF) de Madrid, son las otras dos- que juegan en España aunque, como las demás, no es profesional.

Nona Hailsma, que tiene 23 años, es un caso raro entre los jugadores extranjeros que han recalado este año en España. La mayoría son profesionales -fútbol, balonmano, baloncesto y voleibol masculino-, y otros son estudiantes. Nona no es ni una cosa ni la otra. Ha venido a Barcelona "a vivir una aventura. Voy a estar, de momento, ocho meses solamente. Luego, si puedo, cambiaré de país".Nona no cobra ni un duro del Español-Cornellà. El presupuesto de 3,5 millones de pesetas no permite esos lujos. El club sólo le paga el alojamiento, aunque ha conseguido que Nona sea contratada -con un sueldo muy bajo- por la federación catalana para que dé clases a niños. En un primer momento, Nona fue a vivir a la residencia del INEF, pero tuvo que dejarlo. Los directivos del Español-Cornellà se encontraron con un problema inesperado. Alguien explicó lo que le sucedía a Nona, ante la sorpresa de los demás: "Oye, que esta chica es vegetariana, y allí no puede seguir su régimen". Se encontró una solución barata -otra vez el presupuesto-, y Nona disfruta ahora de un pequeño apartamento, propiedad de un directivo, en el que cada día se cocina ella misma las verduras que compra en el mercado, donde ya se desenvuelve mejor con las vendedoras que ven con cierta simpatía a "esta chica que no habla casi nada el español".

Nona ha ido a parar a uno de los mejores sitios para aprender pronto a hablar castellano. El Español-Cornellá es un equipo modesto, porque el voleibol femenino lo es, y sus jugadoras son, ante todo, amigas. Así, en un ambiente festivo y entretenido, todas las jugadoras -sólo dos dominan el inglés- hablan con Nona con un divertido idioma formado por catalán-español-inglés-alemán.

Nona Hailsma no se considera profesional. No ha venido a España en busca de dinero. Lo que le gusta es pasear, moverse, observar la ciudad, las gentes. "Me paso horas y horas caminando sin rumbo".

Nona, que en Holanda jugaba en el Delta Lloyd, impresiona con su 1,80 metros de estatura. Lleva un peinado moderno, como miles de chicas de cualquier país, pero eso ya le costó ser calificada de punk por algún despistado periodista. Sus gustos musicales se resumen en Doors, Pink Floyd y Bob Marley. Desde luego, muy lejos del punk y mucho más cerca de la tranquilidad que parece rodear siempre a Nona.

Lo que más le duele a esta chica tímida es haber tenido que dejar a sus amigos en Holanda, "pero han prometido visitarme". Aquí ya empieza a hacer amigos. "Creo que la gente en España es más abierta. Estoy contenta de haber venido. No lo he hecho por dinero, desde luego. Estoy viviendo una aventura, y el voleibol ha sido mi motor".

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Sobre la firma

Alex Martínez Roig
Es de Barcelona, donde comenzó en el periodismo en 'El Periódico' y en Radio Barcelona. En EL PAÍS ha sido redactor jefe de Deportes, creador de Tentaciones, subdirector de EPS y profesor de la Escuela. Ha dirigido los contenidos de Canal + y Movistar +. Es presidente no ejecutivo de Morena Films y asesora a Penguin Random House.

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