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Un negocio 'boyante' con el aceite de oliva

La Unión Territorial de Cooperativas del Campo de Jaén (UTECO) nació en los años cincuenta como cooperativa de segundo grado (sólo dedicada a la comercialización) para lograr un "pacto de ventas en común" del aceite que producían 158 cooperativas agrícolas jiennenses, según un artículo publicado en EL PAIS el pasado 22 de noviembre por el presidente de la Comisión de Investigación de Presuntas Irregularidades de la Caja Rural de Jaén, José Caballos Mojeda.Durante los años en los que la venta de aceite de oliva no presentaba problemas ni de precios ni de excedentes, la UTECO de Jaén pudo permitirse pagar por el aceite recogido unos precios más elevados que los oficiales, ya que se obtenía un sobreprecio en su comercialización posterior. La Caja Rural de Jaén sirvió, en la última etapa, como válvula a través de la que se podía esconder la diferencia entre los precios pagados por la UTECO a las cooperativas y los percibidos realmente por la venta del aceite de oliva.

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La crisis económica española, unido al hundimiento de los mercados internacionales como consecuencia del empobrecimiento general de la población de los países europeos y él envenenamiento masivo por la ingestión de aceite de colza desnaturalizado, acabaron de poner cerco a las prácticas antieconómicas que desarrollaban los principales responsables del aparato cooperativo de Jaén.

Según sus principios fundacionales, UTECO Jaén se haría cargo de la totalidad de la producción aceitera de las cooperativas asociadas, que representa el 10% del total nacional, actuando así como reguladora del mercado de aceite. Para hacer frente a las necesidades financieras que precisaba semejante proyecto, se contó con la Caja Rural Provincial.

Precario equilibrio

La presidencia de esta entidad, al igual que las de UTECO, la Caja Provincial Agrícola de Jaén y la Caja Rural Nacional, terminaron siendo desempeñadas por Domingo Solís Ruiz, que de esta forma conseguía dotar de un precario equilibrio a todo este conjunto de cooperativas.El diseño fue más o menos funcionando hasta que en 1977 se produjeron unos excedentes de aceite almacenado que por su volúmen hacían prácticamente imposible su colocación en el mercado nacional.

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En busca de una solución al dificil problema generado, los responsables de UTECO -Domingo Solís Ruiz, su hijo Felipe Solís Pérez y Ricardo Cruz Tuñón- llegaron a unos acuerdos de financiación de exportaciones con dos sociedades francesas a los que denominaron cuenta social. Estos contratos consistían básicamente en que la exportación de partidas de aceite sería sufragada por la sociedad francesa con cargo a la financiación obtenida en el extranjero hasta el momento real de la venta y con reparto final al 50% del beneficio obtenido.

La primera de estas sociedades fue constituída con carácter mixto entre UTECO y la compañía francesa Frahuil. El 2 de enero de 1978 la cooperativa jiennense obtuvo autorización para participar en la constitución de una sociedad francesa denominada Sofranes, cuyo presidente sería Domingo Solís, y su hijo director general.

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