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Esperando la nieve

Miles de esquiadores preparan sus equipos para utilizarlos en las 26 estaciones de invierno instaladas en España

Antonio Guerrero

Esquiar es uno de los deportes que en los últimos años ha tenido un mayor auge en España. De ser un deporte de minorías ha pasado a convertirse en un deporte, que, aunque todavía no puede considerarse popular, cuenta con miles de practicantes. Prueba de ello son las 26 estaciones de invierno que existen en España y los 51.798 federados que con vierten a este deporte en el sexto del país en número de practicantes, a pesar de que para iniciarse hay que gastarse más de 50.000 pesetas.

El esquí se ha convertido en los últimos años casi en un deporte popular en España. Su aprendizaje no resulta difícil y, al ser tan individual su práctica como el talante de los españoles, ha ganado fácilmente adeptos. A pesar del dinero que cuesta, y algunos lo practican porque denota pertenecer a un cierto estrato social, ya no se le puede considerar minoritario ni elitista.En 1972, más o menos a causa de la medalla de oro conseguida por Francisco Fernández Ochoa en los Juegos Olímpicos de Sapporo (Japón), los medios de comunicación se ocuparon con abundancia de este deporte. Muchos se enteraron entonces de que en España hay nieve, descubriendo un mundo lleno de atractivos. Por una inversión económica no excesiva, pero tampoco barata, cualquier ciudadano de la clase media podía emular, sin salir del país, a las estrellas del cine en sus vacaciones en Gstaad (Suiza).

Esto trajo consigo una nueva generación de esquiadores y varias estaciones nuevas, que crecieron en cualquier lugar donde se veía nieve, hasta completar las 26 existentes. Sin embargo no hay más de 15 estaciones de esquí que, por sus instalaciones y ubicación, merezcan tal apelativo. El resto no pasan de ser "campos de nieve", con más o menos comodidades para sus usuarios.

Usuarios que cada año crecen ostensiblemente. En la actualidad hay en España un total de 51.798 federados en este deporte, lo cual le sitúa en el sexto deporte en cuanto a número de practicantes. Hay, sin embargo, muchos esquiadores que no se federan, cuyo número, presumiblemente, haría doblar el número oficial e, incluso, lo superaría.

El equipaje

Por este motivo, subir a esquiar un domingo a una estación cercana a una gran ciudad, puede ser heroico. Tras sufrir los atascos. en los accesos, casi siempre insuficientes y pocas veces bien limpios de hielo y nieve, el esquiador pasa un buen rato hasta que consigue aparcar su vehículo, dado que los aparcamientos no tienen la suficiente capacidad. Luego vendrán las interminables colas en autoservicios, remontes, cafeterías, y el intentar deslizarse por una pendiente tan llena de gente como las playas en agosto.Para iniciarse en el esquí, no se precisa una condición física especial, como tampoco existe ninguna limitación por la edad. Da lo mismo, comenzar a los seis años que a los 70, siempre que se tengan en cuenta las limitaciones propias de cada uno. No está de más someterse a un reconocimiento médico ordinario y, como mucho, realizar algunos ejercicios gimnásticos durante la semana.

Lo primero que deberá hacer el aspirante a Stenmark es comprar el equipo necesario e imprescindible. Anorak, pantalones, gorro, gafas, guantes, jersei y botas de descanso, es lo esencial. En el mercado hay cantidad de modelos y diseños, pero lo mejor es adquirir material de calidad y no muy caro. Concretamente, en España se fabrican casi todos estos elementos y su calidad es muy buena; pudiendo costar todas estas prendas unas 19.500 pesetas.

El material indispensable, esquís con fijaciones, botas y bastones, es mejor alquilarlo al principio, hasta saber si le gusta esquiar o no. Así se ahorrará bastante dinero y, después, comprará estos artículos con más conocimiento, y según su forma de esquiar. Lo mejor es dirigirse a un comercio especializado, donde, desde 21.000 pesetas, se puede adquirir este material, asesorado por expertos, y huir de muchas "ofertas especiales" cuya economía, al final, se paga con una escayola.

Una cuestión que no hay que olvidar es la de federarse. Con ello, además de conseguir descuentos en algunas estaciones y comercios, quedan cubiertos los gastos en caso de accidente, desde la recogida en las pistas hasta el alta en el hospital. El precio de esta tarjeta no es muy elevado (unas 1.400 pesetas anuales, los adultos que no pertenecen a ningún club) y se consigue en las federaciones regionales y, a veces, en las estaciones de esquí, en la escuela.

Cursos semanales

La mejor forma de iniciarse en este deporte es realizando un curso semanal. Aprender con continuidad, esquiando día a día, es más efectivo siempre que las clases sean impartidas por profesores titulados, que es una garantía. El precio de los cursos oscila entre 10.300 pesetas (apartamento, clases y uso ilimitado de remontes, en temporada baja) y 54.900 pesetas (hotel en media pensión con habitación individual, clases de esquí y uso de remontes, en temporada alta), según la estación.Los cursos se pueden contratar poniéndose en contacto directamente con la estación, o bien a través de una agencia de viajes, lo que resulta más cómodo y no más caro. En este caso, lo aconsejable es dirigirse a una agencia de reconocida seriedad, con el fin de evitarse los problemas que surgen muchas veces con los organizadores piratas.

Tanto se contrate la semana directamente o por agencia, antes hay que elegir bien la estación a la que se irá. Hay que tener en cuenta si se viaja solo, con poca compañía o con familia, ya que no todas las estaciones tienen las mismas diversiones tras el esquí. También habrá que saber la distancia hasta allí, y que el tipo de alojamientos, remontes, cantidad de nieve, dificultad de las pistas, se corresponden a las necesidades y limitaciones de cada uno.

Esto se puede consultar en una agencia de confianza o a algún amigo que ya practique el esquí y conozca varias estaciones. No siempre las más grandes son las mejores y, a veces, algunas pequeñas tienen más ambiente, mejor nieve, precios más económicos y otras sorpresas agradables, como menos colas. La información sobre la cantidad y calidad de nieve en las estaciones, así como del estado de las carreteras y remontes en funcionamiento, se puede obtener llamando a las estaciones o a la información de ATUDEM (Asociación Turística de Estaciones de Esquí y Montaña).

El automóvil del esquiador no debe ser equipado de forma especial. Lo único imprescindible es el anticongelante y las cadenas, para el caso de encontrar nieve o hielo en la calzada. En la actualidad existen unos modelos de aro interior rígido muy fáciles y rápidos de poner, que resulta una gran ayuda para los miles de personas que anualmente se incorporan al deporte del esquí.

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