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Los 200.000 volúmenes de la Hemeroteca Municipal ya están en el cuartel del Conde Duque

Los 200.000 volúmenes de la Hemeroteca Municipal, entre los que figuran diarios en circulación, viejos periódicos de hojas amarillentas editados en el siglo XVII y ejemplares procedentes de todas las partes del mundo, están ya a disposición del público en los nuevos locales del Cuartel de Conde Duque, entre la plaza de España y la calle de Alberto Aguilera. El traslado desde su anterior sede, en un viejo edificio de la plaza de la Villa, obligó al cierre de este servicio durante cinco meses, que los encargados municipales aprovecharon para cambiar la signatura a cada uno de los volúmenes y confeccionar otros ficheros.

El pasado 25 de abril se cerraron las puertas del edificio de estilo mudéjar situado frente a la Casa de la Villa, sede desde 1922 de la Hemeroteca. El cierre, que los responsables limitaron en un primer momento a 15 días, ponía fin a la situación caótica de este organismo, agravada en los últimos años.Las consecuencias de la falta de medios y espacio en el viejo caserón de la plaza de la Villa eran patentes: periódicos sin encuadernar, volúmenes colocados en anticuadas estanterías de madera de varios metros de altura, deficiente iluminación, diversidad de depósitos -que obligaban a los empleados a salir de la hemeroteca, cruzar la plaza de la Villa y bajar a por un libro a los sótanos de la Casa de Cisneros- y una obligada reducción de los ejemplares recibidos, al no haber sitio para todos.

Cinco meses después, la situación es radicalmente diferente. La hemeroteca, a la que se accede por el patio norte del cuartel del Conde Duque, consta de cinco plantas. La construcción, remodelación y la adaptación a los nuevos usos han costado en total unos 290 millones de pesetas. En los dos sótanos de nueva creación, situados justo debajo del patio, han sido instalados los dos grandes depósitos de libros, la sala de recepción de las publicaciones, los montalibros y el taller de encuadernación que se quiere poner en funcionamiento. Gracias a la creación de estos sótanos, los 200.000 volúmenes con que cuenta la hemeroteca han podido quedar colocados en condiciones en armarios metálicos estudiados hasta en sus más mínimos detalles: altura máxima de 2,15 metros, para alcanzar cualquier volumen sin escaleras; divisiones en tres o seis baldas para libros de formato grande o normal, y subdivisiones laterales para evitar la colocación de muchos libros juntos.

Para evitar problemas, Miguel Molina, director de la hemeroteca, y el personal de este departamento, incrementado con ocho auxiliares administrativos, realizaron una reordenación de todos los fondos y midieron las alturas de cada colección. Se pudo así conseguir que los libros, trasladados y agrupados geográficamente -Madrid, provincias, extranjero y Latinoamérica-, se colocaran directamente en la estantería correspondiente, con el consiguiente ahorro de tiempo. Luego se cambió la signatura a cada uno de los volúmenes y se realizó un nuevo fichero. El otro objetivo perseguido era el aprovechamiento del espacio existente. Para ello se invirtieron más de 30 millones de pesetas en la adquisición de unos armarios compactos colocados sobre raíles que permiten aprovechar la práctica totalidad de la superficie, al no tener que dejar pasillos fijos entre las estanterías.A pesar de ello, uno de los dos depósitos, el denominado histórico, por tener colecciones que ya han dejado de editarse, se encuentra ya ocupado casi en su totalidad, con 140.000 volúmenes, mientras el dedicado a aquellas publicaciones que se siguen editando está ocupado en el 30% de su capacidad.

Las dos salas de lectura del público e investigadores (con 138 puestos), las salas de ficheros y una sala de descanso componen la parte visible de este complejo cultural. Junto a las salas, en las que se han colocado vitrinas con una muestra de los volúmenes existentes, se hallan las oficinas, el laboratorio de microfilmación y el servicio de catalogación y ficheros internos. La última planta, de momento, está ocupada por aquellos periódicos y revistas ya clasificados, que cuando funcione el taller de encuademación y restauración se convertirán en nuevos volúmenes a disposición de los lectores.

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