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Tribuna
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Matices

Quizá la de los polis cortando las ataduras de esas mujeres que se encadenaron pidiendo el derecho al aborto sea la imagen más cabal, más rotunda, de la profunda contradicción que anida como un veneno en este Gobierno que nos quiere cambiar a la medida de su pusilanimidad, que se ampara en el pasado para convencernos de la validez de sus pasos de hormiga. El cambio va delante, delante de quienes nos administran la euforia; el cambio lo hacemos nosotros, y los guardianes de nuestra felicidad sólo pasarán a la historia porque supieron sujetar los alicates con que nos cercenaban.Estoy harta de defender el derecho al aborto. Estoy harta de que, cada vez de que abro la boca para exigirlo, me miren con ironía, con una media sonrisa conmiserativa, y me digan: "¡Qué plasta ésta, otra vez!". No tengo ganas de pedir lo que es obvio, lo que es mío. Empiezo a estar fatigada, también, de que me defiendan con mordazas y me desaten con ligaduras. De que me vendan la colaboración, la delación, como un bien público. De que me cuenten de nuevo, a su modo, qué es la libertad. Como si no hubiera cumplido años rabiando por tenerla, y amándola por ser entera y única, reacia a los pactos, ajena a las corrupciones.

Estoy cansada de queme unten un poco de azúcar para disfrazar tanto acíbar, de que esta nueva sociedad que dicen que estamos construyendo siga anclada en lo pequeño, en lo pacato, de que hayamos llegado, como la gran cosa, a una discreta tolerancia en los asuntos de alcoba y a una honestidad de vendedor de paños decimonónico en el tratamiento de las materias públicas, pagando a cambio un precio desorbitado en misiles y componendas.

Ya sé que antes estábamos peor y que a este Gobierno hay que criticarlo con matices. Pero las mujeres que se desangran sobre mesas de carnicero se desangran sin matices. Los hombres que pueden llegar a denunciar a su vecino se envilecerán sin matices. Los propietarios de inmuebles que darán parte a comisaría de la filiación de sus nuevos inquilinos colaborarán sin matices.

Si no criticamos al Gobierno ahora, es de temer que nos convirtamos en ciudadanos ejemplares. En serios, orondos, satisfechos, castrados ciudadanos sin matices.

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