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Un guardia civil, conductor de un autobús, asesinado cuando dejaba a un niño en un colegio de La Coruña

Seis disparos de bala efectuados con una pistola por un joven de unos 25 años, al que acompañaba una muchacha de similar edad, produjeron la muerte casi inmediata, entre las 9.25 y 9.35 horas de ayer, al guardia civil Plácido Pedreira Alvarez, cuando este se disponía a concluir, como conductor del microbús del cuerpo, su habitual servicio de traslado de los hijos de sus compañeros a colegios de La Coruña. El guardia civil, de 38 años de edad fue asesinado frente al colegio de los salesianos, en el que debía dejar a un niño, de ocho años, último ocupante del autobús y testigo directo del atentado.

El de ayer es el segundo atentado mortal que se produce contra un miembro de la Guardia Civil en La Coruña, ciudad donde se da una notable concentración de fuerzas militares como consecuencia de su condición de sede de la VIII capitanía general. Este hecho, unido a la coincidencia del atentado con la publicación de la sentencia del 23-F, hace pensar en medios políticos coruñeses en una probable autoría de los GRAPO.El testimonio del niño que acompañaba a la víctima, cuyo nombre no ha sido dado a conocer oficialmente, no parece aportar por el momento ninguna orientación especial a las investigaciones, toda vez que se ha procurado evitar un interrogatorio exhaustivo que pudiera acentuar el choque emocional sufrido por el muchacho. Dos de sus compañeros de estudios, que en el momento de producirse el atentado acudían al colegio, aseguraron que Plácido Pedreira fue tiroteado por un joven al que acompañaba una muchacha, cuando estaba de pie junto a la puerta del microbús. "Yo vi cómo el hombre sacaba la pistola", dijo uno de ellos, "y cómo le disparaba tres o cuatro tiros al guardia civil, que se llevó las manos al pecho y cayó al suelo. Corrí a esconderme y ya no vi más".

Huida a pie

Un sacerdote que pasaba por las inmediaciones del lugar y escuchó los disparos, fue el primero en socorrer a Plácido Pedreira, que parecía encontrarse ya en estado preagónico. Trasladado al centro sanitario más próximo al lugar de los hechos en un coche de la Policía, el guardia civil murió cinco minutos después de su ingreso. Según el parte médico facilitado por la dirección del centro sanitario, presentaba seis orificios de bala en el cuello, pecho, abdomen y muslo.

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Pese a que la Policía, avisada por personal del colegio de los salesianos, acudió al lugar del atentado apenas tres minutos después de que este se produjese, los autores del asesinato consiguieron huir a pie por la calle de El Sol, próxima al lugar en que se encuentra el colegio. Un policía llegó a ver a dos personas corriendo y emprendió, también a pie, una persecución que pudo mantener algún tiempo antes de perderles la pista.

De las descripciones facilitadas por los colegiales que fueron testigos directos del atentado, y otras personas que vieron huir a los asesinos, parece desprenderse que estos son una pareja de jóvenes de edad comprendida entre los veinte y los veinticinco años y de tez morena en ambos casos. El joven, único que disparó, según la versión coincidente de todos los testigos presenciales, podría medir aproximadamente 1.70 metros de estatura.

Controles de circulación fueron establecidos poco después del atentado en todos los accesos a La Coruña, de acuerdo con un plan específicamente previsto para acciones de este carácter, aunque el propio gobernador civil, Domingo Ferreiros, reconoció su relativa eficacia frente a terroristas que encuentran su mejor protección en la peculiar estructura de las áreas urbanas.

Ferreiros destacó, sin embargo, la importante colaboración ciudadana recibida, tanto en forma de aportación de datos como en expresiones de solidaridad para con las fuerzas policiales. "Este tipo de colaboración", dijo el gobernador civil, "es la fórmula ideal para erradicar de una vez a asesinos como los que hoy han matado salvaje y vilmente a Plácido Pedreira".

El guardia civil asesinado era, según el gobernador, una persona "especialmente querida por sus compañeros", como consecuencia de su trabajo específico en contacto directo con los hijos de todos ellos". Nacido en el cercano municipio de Laracha, Pedreira había contraído matrimonio hace sólo siete meses y ejercía funciones de conductor destinado en la plana mayor de la compañía de la Guardia Civil de La Coruña.

Dos precedentes

Con la muerte de Plácido Pedreira, son ya tres los guardias civiles asesinados, en similares circunstancias, en la provincia de La Coruña durante los últimos cinco años.El primer atentado se produjo en Santiago de Compostela en el verano de 1978. El guardia civil Manuel Vázquez Cacharrón, fue asesinado, de un tiro a quemarropa en la cabeza, por un joven que se le acercó mientras hacía su habitual recorrido de inspección por el mercado de dicha ciudad.

Dos años después, el 20 de noviembre de 1980, otro. guardia civil, Ricardo López Castiñeira, fue asesinado en la calle Cuba de La Coruña, cuando se dirigía a primera hora de la mañana a recoger su coche en un estacionamiento público. En este caso, los autores del atentado fueron dos jóvenes. Posteriormente, fueron detenidos como presuntos autores de los asesinatos varios militantes del Grapo.

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