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Tribuna:TRIBUNA LIBRE
Tribuna
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Elecciones sindicales 1982

A pesar de todo ello, la incidencia de la provisionalidad y el comienzo del cómputo no van a alterar sustancialmente los resultados ni el análisis final de estas elecciones sindicales.Los resultados finales son los siguientes, según distintas posturas mantenidas en relación con el inicio de cómputo:

Desde el 1 de enero de 1981 (postura de CC OO):

UGT, 55.566 (35,46%); CC OO, 50.901 (32,48%); USO, 7.844 (5,00%); no afiliados, 21.788 (13,90%); nacionalistas, 6.767 (4,31 %); otros, 13.808 (8,81 %).

Desde el 1 de enero de 1982 (circular 3/1982 del IMAC):

UGT, 54.025 (36,50%); CC OO, 48.467 (32,74%); USO, 7.584 (5,12%); no afiliados, 18.377 (12,41%); nacionalistas, 6.767 (4,57%); otros, 12.771 (8,62%).

Desde el 15 de marzo de 1982 (postura de UGT):

UGT, 53.688 (36,70%); CC OO, 48.002 (32,82%); USO, 7.534 (5,15%); no afiliados, 17.644 (12,06%); nacionalistas, 6.767 (4,62%); otros, 12.616 (8,62%).

Por tanto, es evidente, a la vista de los datos, que UGT gana estas elecciones sindicales en cualquiera de las tres versiones reflejadas con anterioridad. En un análisis más pormenorizado podríamos destacar, desde el 15 de marzo, lo siguiente:

En relación con los ámbitos geográficos, UGT es mayoritaria en todas las regiones y nacionalidades, excepto en Cataluña y en Madrid, donde se reducen las diferencias de 1980 a la mitad, ocupando el primer puesto ELA-STV en Euskadi, seguida de UGT y a más distancia CC OO. Destacan en este sentido los resultados conseguidos por UGT, remontando los de 1980, en Zaragoza, Baleares, Valladolid, Valencia y La Coruña, y la equiparación con CC OO en Sevilla, Toledo y Guadalajara, donde CC OO aventajó a la UGT en 1980. Por el contrario, en Málaga, donde UGT ganó en 1980, en esta ocasión lo hace CC OO.

En el conjunto de las provincias, UGT es el sindicato mayoritario en 39 provincias, incluidas Ceuta y Melilla; CC OO, en diez, y ELASTV, en dos provincias, lo que significa para UGT una implantación mayor y más repartida y homogénea en todo el país.

A nivel sectorial, UGT gana en químicas-energéticas, transporte, alimentación, comercio, hostelería, teléfonos, enseñanza, servicios públicos, minería, construcción, asalariados del campo, banca, oficinas y despachos; CC OO, por su parte, ocupa el primer puesto en madera y afines, textil-piel, metal, artes gráficas y actividades diversas. En relación con el tamaño de empresas, UGT es mayoritaria en las empresas de más de 250 trabajadores (36,037. sobre 31,29%), donde realmente tiene incidencia el movimiento sindical y se presentan listas sindicales; CC OO gana en las comprendidas entre cincuenta y 250 trabajadores, ocupando asimismo UGT la primera posición en empresas de seis a cincuenta trabajadores.

Elevada participación

Sin datos globales y definitivos por el momento, todos los indicios revelan que UGT es mayoritaria también en número de votos, al obtener la mayoría de delegados en las empresas de más de 5.000 trabajadores, que, según nuestros datos, suman un número de 67 empresas, habiendo obtenido los dos sindicatos mayoritarios los siguientes resultados: UGT, 7.427 delegados (37,24%); CC OO, 5.651 (28,33%).

En el Colegio de Técnicos y Mandos Intermedios se observa una mayor presencia de UGT sobre otros sindicatos, lo que le da también una representatividad cualificada para conocer más a fondo la situación real en los aspectos técnicos y económicos de las empresas en general, con la consiguiente ventaja a la hora de presentar alternativas válidas y ajustadas a la realidad. En relación con la participación de los trabajadores donde se han celebrado elecciones sindicales, ésta está en torno al 80%-85%, porcentaje que estimamos considerablemente alto y que supone un apoyo inequívoco de los trabajadores a los sindicatos para que representen sus intereses, con independencia de si están afiliados o no.

Por otra parte, si comparamos este proceso con el anterior hay que señalar que, globalmente, en relación con 1980, han afectado a menos centros de trabajo: 57.283 (90,86%), y, por consiguiente, menos trabajadores: 3.085.524 (91,23%), y menos delegados: 146.251 (89,10%), dados los resultados inferiores conseguidos por CC OO, USO, independientes y no afiliados. Sin embargo, UGT ha superado ampliamente los delegados de 1980, al obtener 53.688, que representan un incremento del 11,39% sobre sus elegidos en 1980, a pesar de que muchas empresas que celebraron elecciones en aquel entonces han cerrado sus puertas y otras han reducido sus plantillas, lo que demuestra un importante avance organizativo y de implantación y un mayoritario respaldo a una política sindical responsable.

Estos resultados traen consigo una serie de consideraciones que ya veníamos anunciando en la última parte del proceso electoral.

El sindicalismo de clase avanza aproximadamente diez puntos en relación con 1980, destacando el porcentaje obtenido por UGT, que sube 7,40 puntos, superando a CC OO, con respecto a los resultados de 1980, en más de cinco puntos, rompiendo así la mayoría de CC OO en los últimos años, y creando a su vez una importante excepción en los países del sur de Europa, con mapas sindicales donde los sindicatos de inspiración comunista son mayoritarios.

Voto político y voto sindical

Por otra parte, esto viene a confirmar la tendencia que se viene manifestando en los últimos años de ir equiparando, aunque lentamente, el voto político al voto sindical, observándose a su vez un acercamiento a esquemas sindicales vigentes en el norte de Europa. Esta tendencia puede ser acelerada, inclusive a corto plazo, a tenor de los resultados de estas elecciones, sobre todo si contemplamos las dificultades por las que atraviesa el partido comunista, que, previsiblemente, van a traer consigo una influencia negativa sobre CC OO, de consecuencias, en estos momentos, difíciles de prever.

El triunfo de UGT se lleva a efecto a costa de los independientes, no afiliados y militantes de USO, que sufren un importante retroceso; más significativo en el caso de USO, que prácticamente reduce a la mitad los delegados de 1980, resultando, imposibilitada nuevamente para estar presente en la negociación colectiva y en las distintas instituciones.

Los sindicatos nacionalistas, en Euskadi y Galicia (dado que en el resto del país no tienen más que una presencia testimonial), consolidan sus posiciones, aunque en Galicia lo hacen por debajo de los resultados conseguidos en 1980, apareciendo como sindicatos suficientemente representativos, al superar el 15% de los delegados en su ámbito, según establece el Estatuto de los Trabajadores para los sindicatos de nacionalidad.

Para terminar estas esquemáticas consideraciones, manifestar que en estas elecciones sindicales llama profundamente la atención la creciente sindicalización del movimiento obrero y la consolidación del mapa sindical diseñado en 1980, lo que supone a su vez un importante fortalecimiento de los sindicatos mayoritarios y pone en entredicho algunas manifestaciones hechas últimamente, tendentes a debilitar al movimiento sindical y a fijar la imagen de sindicatos poco representativos desde posiciones interesadas.

Al término del proceso, que ha sido catalogado como irracional, largo y costoso, es obligado un replanteamiento de todo lo relacionado con la representatividad de los sindicatos en este país.

Unión General de Trabajadores siempre se ha pronunciado por un proceso corto (por tanto, cerrado en el tiempo) y que cuente con las máximas garantías democráticas, sea racional y de poco coste, organizativa y económicamente hablando. La experiencia determina que no existe en Europa ningún proceso similar al actual para fijar la representatividad de los sindicatos; por todo ello, en base a experiencias europeas y documentación sobre este punto publicada por la OIT, UGT en su día planteará la consabida alternativa a dicho proceso, que entendemos no debería repetirse en sus actuales términos, en beneficio del movimiento sindical en su conjunto.

Guerra de cifras

También parece procedente manifestar algo en relación con la imagen negativa que han dado los sindicatos en este proceso; todavía se insiste por parte de CC OO en el fraude, en la guerra de cifras, en la manipulación (?), cuando está en vigor la circular interna del IMAC 3/1982, cuando se están revisando las actas en las distintas provincias, cuando el IMAC, provisionalmente, entrega los datos a las confederaciones sindicales como documento de trabajo, cuando las actas impugnadas (de éstas hay más de CC OO) no superan en ninguna provincia el 1%, etcétera; flaco favor al movimiento sindical y pobres argumentos los que se utilizan para justificar unos resultados que no son nada brillantes. ¿Qué se va a decir cuando definitivamente el IMAC publique los resultados oficiales?

En cualquier caso, UGT ha hecho un enorme esfuerzo para no caer en esas provocaciones, y en estos momentos dedicará sus mayores esfuerzos a cerrar definitivamente el proceso y que éste sea transparente y, por tanto, democrático. Esto, que es elemental en una organización democrática como UGT, se justifica más, si cabe, al haber ganado limpiamente estas elecciones sindicales, cosa que no ocurre con CC OO, de ahí su interés en crear dudas y recelos en relación con la limpieza del proceso y, por tanto, con los resultados finales. Esperamos que la evidencia de los resultados ponga fin a las argumentaciones que en este sentido todavía se están haciendo.

Para terminar estas líneas, solamente resta llamar nuevamente la atención sobre la importancia de los sindicatos en toda sociedad democrática y, por tanto, la necesidad de consolidar el movimiento sindical en este país una vez culminadas estas elecciones sindicales.

Dentro de este principio, hay que estudiar la aplicación de ayuda a los sindicatos en temas como la formación, el ocio y tiempo libre y todo tipo de servicios sociales que motiven y acrecienten la afiliación sindical; lo mismo se puede decir de todo lo relacionado con el reparto del patrimonio sindical, la profundización de la presencia institucional, la culminación del desarrollo legislativo en materia laboral todavía pendiente, la presencia del sindicato en la empresa con capacidad de negociación y garantías sindicales que hagan realidad la democracia dentro de las propias empresas, etcétera.

Aspectos encaminados todos ellos, junto a la necesidad de que los propios sindicatos fortalezcan sus estructuras, a dotarles del protagonismo que se merecen y de los medios adecuados, a fin de consolidar un movimiento sindical moderno, eficaz y responsable.

Antón Saracibar es secretario de Organización de la Unión General de Trabajadores.

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