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El Gobierno socialista francés sufre la primera huelga total en la radio y la televisión estatal

La huelga que paralizó días pasados el monopolio estatal de la radio y de la televisión francesa, es la más seria y significada desde que los socialistas llegaron al poder, en mayo de 1981. El movimiento fue promovido por los sindicatos (salvo la CGT, de tendencia comunista) del personal técnico, administrativo y de producción. Los sindicatos entienden que su estatuto se ve amenazado por la evolución futura de estos medios, en la que el sector privado va a participar de manera creciente.

Por primera vez, los franceses no pudieron ver ni escuchar el programa mínimo que prevé la ley del Audiovisual del Estado francés en caso de huelga. Por primera vez en la historia de las ondas y de la pequeña pantalla de este país, el responsable máximo de Radio Francia se vio obligado a cortar la emisión para impedir la lectura de un comunicado pirata de los sindicatos.Estos dos hechos ilustran la dureza de una huelga que, en el fondo, revela la fragilidad de las estructuras del monopolio estatal ante la avalancha tecnológica que amenaza el futuro de la radio y la televisión.

El movimiento fue promovido por los sindicatos (salvo la CGT, de tendencia comunista, que, por razones políticas, no quieren enfrentarse con el Gobierno). Los sindicatos entienden que su estatuto laboral se ve amenazado por la evolución futura de la radio y la televisión, en las que el sector privado va a intervenir de manera creciente.

El personal técnico, administrativo y de producción del monopolio francés vive con inquietud la crisis de crecimiento de este último. La nueva ley de Servicio Público, creada por los socialistas, piensan los sindicatos que, un buen día, les dejará en la cuneta. Y esto, por una razón sobre todo: porque el monopolio, cada día más, se sirve de la mercancía radiotelevisada que le ofrecen las agencias de producción del sector privado.

Otro motivo más de inquietud: la nueva ley del Audiovisual establece la descentralización de Radio Francia, que es la emisora estatal, y la del tercer canal (FR3), creando sociedades regionales.

Futuro incierto

En efecto, en Francia, el sector privado trabaja de manera más dinámica, con menos coste y, en consecuencia, es más competitivo que el monopolio. Por ello, este último recurre con frecuencia a producciones que, en teoría, podían ser realizadas por el servicio público, pero que serían mucho más caras. En el mismo orden de cosas, el ministro de la Información, Georges Fillioud, ha advertido que en el futuro cuarto canal de la televisión gala, el sector privado podría participar mayoritariamente.A la vista de lo expuesto, los técnicos de la televisión contemplan su futuro con temor. Un huelguista de los más moderados explicaba el otro día: "La nueva consiste en pensar que el dinamismo ha abandonado completamente el servicio público y que ya sólo se encuentra en el sector privado. Sin embargo, nosotros disponemos de un material formidable y de posibilidades ilimitadas, pero todo inexplotado".

Para garantizar su porvenir, los huelguistas piden la firma de una convención colectiva nacional que equipare, en derechos, a todos los asalariados del audiovisual francés del estado. Frente al ascendiente imparable del sector privado y la confusión que, a su entender, entraña la descentralización, los sindicatos quieren un estatuto que suelde su unión y que les dé peso.

Tras la huelga comentada, las reacciones políticas abundan. Para unos, el "poder sindicalista" introducido por los socialistas en el monopolio ha dado lugar a un revés sin precedentes en la historia del audiovisual galo. Para el sector más ideológico de la mayoría, integrada por los comunistas y socialistas, "este Gobierno de izquierdas está sufriendo presiones de interés procedentes de la derecha y de las grandes sociedades privadas".

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