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Algunos bancos y cajas no quieren asegurar la deuda pública a medio plazo

Medios cercanos a la banca y a las cajas de ahorro consideran en estos momentos la posibilidad de que el segundo tramo de la emisión de deuda pública a medio plazo, que se pondrá en circulación a finales de año, no sea asegurada por estas instituciones como ha venido siendo normal hasta ahora.

Las explicaciones que dan son variadas, aunque se centran fundamentalmente en el hecho de que si la deuda a corto plazo, aquella que tiene un vencimiento igual o inferior a un año, no ha salido asegurada, produciendo de esta forma una mayor liberalización del sistema financiero, no hay motivo que justifique que la que tiene un plazo de amortización entre tres y cinco años siga gozando de unos ciertos privilegios para la Administración que ve así garantizada su colocación aunque la respuesta del público no sea todo lo buena que se quisiera.A nivel informal, y después de una reunión de consejeros delegados de los siete grandes bancos, se planteó por parte de algunos de ellos que, a la luz de la escasa participación de las cajas de ahorro en el primer tramo puesto en circulación, 40.000 millones de pesetas de los 120.000 millones de pesetas previstos para el conjunto del año, y de la casi nula respuesta dada por la banca pequeña, en los 80.000 millones de pesetas restantes sería posible que hubiera algún descuelgue a la hora de asegurarlos.

La situación hasta el año pasado era la siguiente: las emisiones de deuda pública a medio o largo plazo salían al público, aseguradas por un consorcio de bancos, normalmente los siete grandes, aunque al de este año se ha incorporado el Banco Exterior de España.

En función de la cuota de mercado de las cajas de ahorro y de la banca privada se producía una distribución de la emisión; un tercio de la misma se destinaba a las primeras y dos tercios para los segundos.

Dentro de cada grupo se solía repartir la cifra que cada una de las instituciones debía asegurar, e intentar colocar, en función de sus depósitos.

Negativa de las cajas a asegurar su parte

Ello provocó ya el año pasado protestas bastante generalizadas por parte de los bancos de pequeña dimensión, que tienen una red de sucursales mucho más limitada, lo que les hacía más difícil poder colocar su parte correspondiente.A estas quejas de los bancos pequeños se ha unido este año la negativa de las cajas de ahorro a asegurar la parte que les debería corresponder en función de los repartos anteriores y, así, aunque la propia gran banca les ofreció asegurar 11.000 millones de pesetas en lugar de los casi 14.000 millones de pesetas que habrían tenido que tomar en el primer tramo, al final se han quedado solo con 6.300 millones de pesetas.

Esta situación concreta ha provocado que el grupo de los ocho grandes bancos que forman el consorcio inicial, más los que forman sus respectivos grupos, hayan tenido que aceptar quedarse con un 60% más de lo que les correspondía respecto a su cuota de mercado.

Las cajas de ahorro, por su parte, explican que no creen que haya un enfrentamiento entre ellos y la banca, ya que existen intereses distintos entre ambas clases de instituciones que han hecho que, tradicionalmente, la banca estuviera dispuesta a asegurar las emisiones de deuda a medio plazo, mientras que a las cajas de ahorro no les interesaba excesivamente.

Mientras que las cajas de ahorro siempre han asegurado menores cantidades, afirman, a la banca le ha interesado hacerlo porque de esta forma limitaban la posible competencia que los títulos públicos les podían ocasionar a las emisiones de bonos de sus respectivas entidades bancarias industriales.

Por otro lado, consideran que si, definitivamente, la deuda a corto plazo ha, salido sin aseguramiento no hay razón que justifique que un producto financiero similar, que sólo difiere del otro en el plazo de Vida, tenga que salir asegurada.

Su política es tender a que las cajas aseguren cada vez menos intentando que no tengan que comprometerse en absoluto en cuanto puedan.

Condiciones inferiores que en años anteriores

Frente a estos intereses, y ante lo que parecen resultados no demasiado buenos de la colocación de este primer tramo, aunque no se cierra el plazo hasta el próximo día 10 del presente mes, algunos bancos podrían estar pensando en no volver a asegurar en la misma proporción en que lo han hecho en esta última ocasión.El hecho de que las condiciones de emisión no sean tan buenas como las de años anteriores, el tipo de interés es del 12,5% y la desgravación fiscal se ha situado en el 15%, frente al 22% de las emisiones anteriores, parece estar retrayendo la adquisición por parte del público.

Mientras que el año pasado hubo entidades bancarias que se quedaron con una buena parte de la deuda a medio plazo que les tocaba colocar entre el público, unos para poder desgravar ciertas cantidades en el impuesto de sociedades y algún otro porque le coincidió la emisión con la salida al mercado de bonos de su banco industrial, y no les importó demasiado por que la rentabilidad no era mala, en estos momentos y con las condiciones que se están ofreciendo, no tienen ningunas ganas de quedarse con una cantidad de títulos que pueden juzgar como excesiva.

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