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Falta de órdenes e indecisión en el grupo bancario

La semana ha terminado en las bolsas españolas con unas reuniones en las que se ha mantenido la contención a la baja en los índices generales, como consecuencia, al igual que en las reuniones precedentes, de la menor presencia de órdenes vendedoras en los corros.No obstante, el protagonismo destacado lo asumieron las entidades del sector bancario, quienes no se decidieron a mejorar sus cambios, a pesar de que la oferta global para sus acciones se vió reducida sustancialmente, y que casi todos los especialistas apostaban, a primera hora de la mañana, por una recuperación de estos títulos. Las repeticiones en bloque desconcertaron a más de un inversor que pensaba que los bancos, lógicamente, deberían reiniciar sus procesos alcistas, ante la menor agresividad de la oferta.

Las eléctricas fueron quienes se encargaron de aportar la tranquilidad al mercado, de la que tan necesitado anda. Las grandes compañías del grupo, con la excepción de Iberduero, plantearon una evolución marcada por la tranquilidad, en la que sin grandes estridencias terminaron por imponerse las posiciones de equilibrio.

Iberduero, tras sus mejoras de ayer, fue objeto de unas presiones vendedoras que alentaba, por una parte, la escasa confianza en el futuro de la empresa, y, por otra, los intentos que realizaron algunos inversores institucionales de descargar sus carteras de acciones de la compañía, aprovechando el supuesto clima de euforia que podía haber provocado -y que no se acabó de producir- la firma del compromiso político entre las administraciones vasca y madrileña, y la firme voluntad, manifestada por las partes, de reanudar las obras de la central nuclear de Lemóniz, que actualmente constituye el mayor punto negro de la que fue la más sólida de las empresas eléctricas españolas.

Sin embargo, la negativa de los representantes bancarios a marcar una nueva tendencia positiva en los precios de sus, acciones, y por tanto del resto del mercado, ha sido recibida con preocupación por los principales especialistas en los mercados de valores españoles.

Si a dos meses vista de la convocatoria de las juntas generales ordinarias de los bancos, a las que casi siempre se pretende revestir de un clima de confianza, estas entidades no aprovechan para mejorar sus cotizaciones cuando cuentan con unos saldos vendedores de unos pocos miles de títulos, es que algo está sucediendo, y este algo escapa del alcance de los inversores.

La proximidad de las elecciones al Parlamento andaluz, junto con la posible derrota que sufra el partido en el Gobierno, serán lógicamente seguidas por los rumores sobre la convocatoria de unas elecciones anticipadas. Esta situación, en opinión de los analistas, resultará muy poco propicia para alentar las inversiones hacia los valores bursátiles, y será en la que se desarrollarán las juntas de accionistas de los principales bancos y sociedades industriales del país.

Entonces, ¿por qué contando con unas situaciones como las actuales de atonía de la oferta, los propios bancos no fuerzan una quiebra en la tendencia bajista que les puede colocar en una situación incómoda ante sus accionistas?

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