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Los seis sectores con planes firmados acaparan el dinero público destinado a toda la reconversión industrial

La evolución de las reconversiones sectoriales en marcha y la extensión de las demandas de ayuda, que ya alcanzan casi a una veintena de sectores y subsectores, han empezado a causar vértigo en el Gobierno, según medios sindicales y de la Administración. Mientras la cola ante las ventanillas del Estado no deja de crecer, las demoras de los expedientes son cada vez mayores -en perjuicio de los sindicatos que se han comprometido con los respectivos planes-, y las dudas sobre la eficacia del dinero público se han mezclado con la insuficiencia de dotaciones financieras.

De los más de 200.000 millones de pesetas anuales que el Gobierno esperaba destinar de 1981 a 1983 a la reconversión sectorial, casi la totalidad será absorbida por los seis sectores con acuerdos de reconversión ya firmados, de acuerdo con las asignaciones presupuestarlas y de financiación previstas (ver cuadros 1 y 2). Ello significa que es mínimo el margen de maniobra para los restantes sectores, algunos de los cuales tienen planes en avanzado estado de negociación entre empresarios y sindicatos.

Casi todo el dinero, para seis

En concreto (véase cuadro 1) los seis sectores con acuerdos, si se cumplen las previsiones, emplearían 76.950 de los 81.855 millones de pesetas presupuestados para 1981, 70.750 de los 81.130 millohes de 1982, y 51.810 de los 60.200 para 1983.Los restantes sectores, entre los que figuran los no considerados reconvertibles y que han solicitado ayudas, así como los incluidos en las listas iniciales (aceros comunes, papel, bienes de equipo eléctricos y forja pesada) tendrían para repartirse entre 4.905 millones de pesetas en 1981 y 8.390 en 1983. Y algo similar ocurriría con los créditos oficiales y avales (véase cuadro 2).

Sin embargo, la lista de quienes han pedido ayudas argumentando situaciones de crisis parecidas a las de los seis sectores citados es mucho más amplia.

Sindicatos y Administración han entablado negociaciones para la reestructuración de sectores como cobre, rodamientos, empresas de electrodomésticos no incluídas en la primera tanda, fundición, motocicletas, aluminio, etibertería, las diversas empresas de automoción, otros componentes eléctricos del automóvil y, en los últimos días, la industria metalgráfica, afectada por la caída de dernanda en las conservas como consecuencia del escándalo de la colza.

La suerte de unos y otros está siendo dispar. Han recibido el sí inicial, por ejemplo, el cobre y Rodamientos SKF, y el no las de función, en tanto que esperan sectores con reconocimiento inicial, como el de bienes de equipo eléctricos.

Los medios sindicales que han aportado esta información, quienes dicen no conocer todavía el cuadro de asignaciones presupuestarias, han indicado que el Gobierno está asustado, porque se ha dado cuenta de que no puede cumplir y que el decreto base de las reconversiones adolece de no poner cortapisas dentro de los sectores.

Multinacionales y empresas de buen pasado

También apuntan los sindicatos que la Administración ha empezado a salirse de su propio decreto al reconvertir Echevarría al margen de Aceriales.Prueba de las dudas del Gobierno, facilidada por un alto cargo de la Administración, ha sido el fuerte debate gubernamental en el caso de FEMSA-Rober Bosch (componentes eléctricos del automóvil), que suscitó incluso amenazas de dimisiones.

Conseguido el acuerdo de reconversión en los aspectos laborales y financieros, la empresa, que ha pagado religiosamente, en los últimos años, impuestos y Seguridad Social, pidió moratoria de tres años (algo más de siete mil millones de pesetas), y para que no sufriera su capacidad de crédito internacional se ofreció como alternativa un aval público por dicho importe.

El dilema estaba o está (un directivo de la empresa declaró ayer que no conocen la decisión, aunque se ha aprobado la reconversión del sector) en sentar o no un precedente: se trata de una multinacional, y hasta ahora las empresas en reconversión se han distinguido precisamente por iniciar sus manifestaciones de crisis dejando de pagar al sector público.

Así las cosas, los medios que desde la Administración se oponían al decreto marco, indicando que no era de recibo la pretensión de la patronal CEOE en el sentido de hacer una reconversión por sectores, y no por empresas, han reforzado después de verano sus críticas y escepticismos sobre la eficacia de las reconversiones.

Indican que es también muy grande el coste indirecto de las mismas, por lo que el Estado no recibe, y que el ajuste en vías de realización es más financiero que real.

Enchufadas al Presupuesto

Según estos medios, los problemas siguen siendo plantillas, sueldos, gamas de productos. También opinan que ha sido un error enchufar al Presupuesto del Estado sectores distintos a los de siderurgia y construcción naval, formados por empresas oficialmente públicas y oficialmente privadas. Otra crítica extendida es que incluso dentro de algunos sectores en reestructuración hay empresas con beneficios, como es el caso del textil, donde no observan un control de las ayudas públicas anunciadas y conviven subsectores muy diversos en su naturaleza, estructura y problemas (hilado, tejido, algodón, lana, seda, fibras acrílicas, confección, etcétera).El contribuyente, mientras tanto, paga con sus impuestos las reestructuraciones sectoriales.

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