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El cartel, asalto artístico a los sentimientos emocionales de la persona

Una exposición sobre carteles británicos 1890-1978 fue inaugurada ayer en la sala de exposiciones del Centro Cultural de la Villa de Madrid. A través de las 96 muestras, cedidas por el Consejo Británico y por la galería londinense Lords Gallery, se puede estudiar la evolución de distintos estilos -art nouveau, pop art... - aplicados a la publicidad directa de productos, lo que, en definitiva, es un asalto, aunque sea artístico, a la conciencia emocional.

El desarrollo del cartel en el siglo XIX ha sido el resultado directo del descubrimiento por Aleys Senefelder, en 1798, de la técnica de la litografía. Al principio, muchos de los carteles eran parecidos en su estilo a los letreros comerciales y a los tableros que anunciaban ferias y otros acontecimientos públicos. El desarrollo vertiginoso y mejoras en las técnicas de la imprenta posibilitaron la reproducción a gran escala de este material.No es extraño sobre estas bases que muchos pintores comenzaran a sentirse atraídos por este campo de materiales y colores que hacían posible esas nuevas técnicas. Esta expresión artística hubo de ser relacionada o funcionar paralelamente con la primera función de un cartel, que es la de anunciar un producto. Este producto puede ser una comedia musical, un sistema de gobierno o una pastilla de jabón.

Es a finales del siglo XIX cuando aparece un interés por los carteles como obras de arte en sí mismas, ya que hasta entonces el éxito de los primeros artistas de carteles se evaluaba por los resultados comerciales de su trabajo. Es también entonces cuando comienza a valorarse como dato histórico y como documento social.

Entre los principales artistas del cartel en esta primera, época de Gran Bretaña se encuentran John Hassall, Dudley Hardy, Nicholson, y James Pryde. Estos dos últimos trabajaron con el seudónimo de Beggarstraff Brothers. El ilustrador Bearesley y el arquitecto escocés Charles Rennie Macintosh ocupan también un puesto destacado.

El contenido de los carteles es de diferente signo y provoca un impacto muy distinto. Algunos de los que se exponen tienen importancia por su contenido dramático. Otros han destacado por sus referencias históricas. En cuanto a su forma, es ineludible relacionar los carteles con el desarrollo contemporáneo de la pintura. Los mejores carteles tienden a conseguir un equilibrio entre la forma y el contenido, entre su diseño y la función publicitaria o documental.

Una de las condiciones que señalan los analistas de los carteles es que éstos deben llamar la atención, deben atraer a la vista y mantener la atención lo suficiente como para que el que está delante de ellos recoja el mensaje. Los carteles no se han diseñado para adornar galerías o salones, sino para llamar la atención, utilizando colores sorprendentes y formas atractivas, en las estaciones de ferrocarril y en las esquinas de las calles, por ejemplo.

Un elemento importante en el diseño del cartel es la reducción de la forma y el contenido a lo más esencial. Para mayor claridad e impacto, el tema está normalmente simplificado.

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