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Arabia Saudí reducirá sensiblemente su producción de petróleo

Arabia Saudí ha informado a varios países occidentales sobre su decisión de reducir su alta producción de 9,5 millones de barriles diarios de petróleo durante el último trimestre de este año, lo que, de confirmarse, contribuirá a reducir el exceso de oferta de crudo que existe actualmente en el mercado mundial. Aunque el jeque Yamani, ministro saudí del Petróleo, no reveló, en el momento de facilitar la información a las autoridades británicas, cuál será la reducción, los expertos estiman que ésta será de un millón de barriles, precisamente el que los saudíes han estado produciendo en exceso durante el último año.Según informó ayer el Financial Times, Arabia Saudí ha tomado la decisión de reducir su producción independientemente de las decisiones que la OPEP pueda adoptar en su próxima reunión, en Viena, los próximos 15 y 16 de septiembre. Esta reunión, a la que asistirán los ministros de Exteriores, Finanzas y Petróleo de los trece países miembros del cártel petrolero, ha oríginado, por otra parte, tensiones dentro de la Organización de Países Exportadores de Petróleo, después que Irán anunciase que tiene intenciones de solicitar un aplazamiento de la cumbre de Bagdad de jefes de Estado, que está prevista para finales de octubre.

La decisión saudí de reducir su alto nivel de producción parece estar orientada a alcanzar dos objetivos: por un lado, contribuir a equilibrar el mercado mundial de crudo y, por otro, obtener apoyo dentro del consorcio en favor de la adopción del nuevo sistema de precios unificados de acuerdo a una fórmula de indemnización de los mismos. De hecho, todos los expertos estiman que el actual nivel de producción saudí (9,5 millones de barriles) ha contribuido a crear la actual situación de exceso de crudo que registra el mercado, a la vez que ha estabilizado a la baja los precios. Con la reducción saudí, el mercado puede volver paulatinamente a una situación de equilibrio.

El actual exceso de producción de petróleo en el mercado mundial es de unos tres millones de barriles diarios. La OPEP, con la excepción saudí, ha tratado en los últimos meses de eliminar este exceso y ha reducido considerablemente su producción diaria, que se estima actualmente en unos veintisiete millones diarios de barriles. No obstante, el menor consumo en Occidente y una mayor producción de crudo por parte de países no OPEP ha hecho inútiles estos esfuerzos de la OPEP, cuyo objetivo en Viena es ahora tratar de adoptar una decisión conjunta para reducir aún más su producción.

Yamani vuelve por sus fueros

Este particular momento del mercado mundial de crudo fue previsto por el jeque Yamani a finales del pasado año, a pesar de lo cual Arabia Saudí continuó con su política de máxima producción con el fin de obligar al resto del consorcio petrolero a apoyar un plan de indiciación de los precios que había elaborado el llamado comité de estrategia de la OPEP, que preside el propio Yamani.Los expertos estiman que la OPEP, pese a las reservas expresadas por Argelia, Irán y Libia al plan, no tendrá más remedio que dar a éste su visto bueno en la reunión de Viena. De ser así, el plan sería finalmente ratificado en la cumbre de Bagdad, a finales de octubre. Un serio problema que se anticipa para impedir la adopción de una toma de postura global de la OPEP sobre el plan es la oposición iraní a la cumbre de Bagdad. Aparentemente, sus razones son políticas, basadas en el conflicto irano-iraquí, pero algunos estiman que pueden estar también basadas en la recuperación saudí del liderazgo dentro de la organización y ante la eventualidad de que Yamani imponga sus criterios.

A este respecto conviene recordar que la propuesta argelino-iraní de indiciación de los precios difiere cualitativamente de la defendida por el comité de estrategia. Según Argel y Teherán, los índices en que debería estar basada la modificación de los precios deben ir en función del crecimiento en los países OPEP (mucho mayor que en los países OCDE), así como que la inflación debería ser medida de acuerdo con el coste de los productos importados por parte de los países OPEP. Con ello, el incremento de los precios sería mucho más elevado y, muy posiblemente, casi insoportable por las economías occidentales.

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