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Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

Talgo a pilas

Estoy en condiciones de afirmar que si el célebre personaje bíblico hubiese usufructuado los servicios de Renfe, la Historia no le recordaría por su paciencia.Por tener la desgracia de estar cabalgando entre Madrid y Sevilla todas las semanas, desde que comenzó el año, a lomos de la Renfe, he acumulado una solera veterana en este trayecto.

Para ir del palacio de Oriente a la Giralda, me deslizo «soñando en literas», parafraseando los eslóganes publicitarios con que engalanán los vagones, en un llamado «expreso» de las 23.00 horas. Hasta el 6 de abril, para sorpresa mía, cumplía con brillante exactitud su llegada al alba de las 7.55 horas, como tiene fijado, pero en la citada fecha sufrió un ligero desliz de hora y media de retraso. Uno, de corazón generoso, perdonó, pues todos somos humanos. Claro que, haciendo ell mísmo recorrido, el 13 de abril el receso fue tan sólo de tres horas, y mi vacío estómago sufrió el pobrecito lo suyo.

Para trasladarme de la Torre del Oro a la de Madrid abuso obcecadamente del Talgo de las 14.49 horas. El tren es confortable, pero no hasta el extremo de pasarme siempre, al menos, media hora de más en su interior. Como pone de manifiesto mi haber de catorce viajes en él. Hasta que llegó el 18 de abril, en que se detuvo en el imperial Aranjuez, llegando a la Villa y Corte con el liviano retraso que significa hora y media.

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La motivación de esta parada agónica fue que había un «fallo en el tendido eléctrico», y no es que ahora exista un Talgo a pilas, es que el Talgo Cádiz-Madrid no va traccionado por una genuina locomotora Talgo, sino por una unidad eléctrica, como la que impulsa mi nocturno «expreso». As!, mientras sesteábamos el cabreo, el silbido del «auténtico» Talgo Málaga-Madrid taladró nuestros timpanos, a modo de mordaz saludo..., pues no dependía del tendido eléctrico.

Conmovedor balance obtengo de la adición de estos tres viajes en un lapso de doce días: seis horas de más, acunado en la mecedora rodante de la Renfe. Si le añadimos el rédito acumulado del Talgo, que es de siete horas, da la cifra global de

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trece horas perdidas en tren en poco más de tres meses.

Lo que uno no llega a comprender (lo de los retrasos, sí, porque es norma acuñada en la Renfe) es por qué se cobra un servicio de Talgo (plus de velocidad) cuando te dan uno adulterado; algo así como un Mercedes con el motor de un Seat 600. /

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