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Reportaje:

El centro antiguo de Cuenca, amenazado por los gamberros

Tanto el gobernador civil, señor Casas Ferrer, como el alcalde de Cuenca, señor Moya López, han manifestado a este periódico su preocupación por el incendio en casa de Antonio Saura y por lo que pudo ocurrir, de haber hecho viento esa noche, o por la eventualidad de que casos semejantes se repitan.Desde la noche del incendio se han tomado especiales medidas de vigilancia en la parte alta conquense.

En palabras del alcalde, «estas casas, que están hechas con el corazón de los pinos de nuestros montes y que por eso han aguantado tantos siglos, por la especial calidad resinosa y el tratamiento de estas maderas, hace también que sean una verdadera tea. Lo ocurrido en casa de Saura, como otro reciente intento de incendio, nos lleva a tener una gran preocupación».

El alcalde también aludió a que en la parte antigua de la ciudad han proliferado demasiados centros de venta de alcohol. Y añadió: «Posiblemente salga una ordenanza municipal que tienda a buscar un equilibrio en esta parte de la ciudad. Al igual que no puede permitirse una edificación inconsecuente con el urbanismo de la Cuenca antigua, tampoco podemos desvirtuar su tradicional uso o costumbre de vida. Hay que tender a potenciar un mayor asentamiento de artistas y artesanos, ojalá se vuelvan a forjar espadas en la calle de las Armas, porque no todo van a ser locales de tabernas o discotecas. La Cuenca antigua siempre fue un medio habitable tranquilo y no puede perder ese sosiego.»

El gobernador civil, por su parte, resalta el hecho de que los datos más recientes de la Fiscalía del Tribunal Supremo señalan a Cuenca como la provincia de más bajo índice delictivo en España. «Esta es una provincia de gentes amables, no violentas, donde no hay extremismos de ningún tipo, ni apenas delincuencia», precisó, «aunque es innegable que puntualmente ocurren cosas, como en todos sitios, pero mucho menos que en los demás sitios; se ha desvirtuado mucho la imagen de Cuenca en los últimos tiempos».

En la ciudad, en tanto la policía sigue sus investigaciones, las opiniones sobre la paternidad del atentado corren, principalmente, en dos direcciones. De una parte, está la hipótesis que apunta hacia una posible gamberrada indiscriminada. De otra parte, el temor de que algún grupo de jóvenes haya obrado por connotaciones políticas ultraderechistas resucitando las viejas aventuras de un grupúsculo que actuó en varias ocasiones hace aproximadamente dos años.

Al parecer, se han producido recientemente en Cuenca demasiadas gamberradas. Hace un mes, aproximadamente, en una casa próxima a la de Saura, y en construcción, propiedad del arquitecto de la Diputación, que carece de significación política personal, alguien intentó incendiarla, pues prendieron fuego con petróleo a unos monos de trabajo y unas vigas de obra; varias veces se han introducido en la casa-hocino del fallecido poeta Federico Muelas, aprovechando la ausencia de sus familiares, y han realizado actos vandálicos, aunque sin llegar a causar grandes desperfectos; y se tienen noticias del allanamiento de otras viviendas deshabitadas en esta zona peculiar de la ciudad. Esto hace pensar en que, en el caso de la casa de Saura, fue una gamberrada más.

Sin embargo, determinadas circunstancias del caso Saura, hacen pensar en la otra hipótesis.

Los incendiarios sólo bebieron parte del vino de una botella sustraída de la casa. No hubo, por tanto, mal uso de la vivienda, no hubo juergas, como en otros casos. Su objeto no fue el robo. Ni siquiera tocaron un valioso tocadiscos. La casa estaba sin luz, desconectada por el pintor siempre que se halla ausente. El único objetivo de los intrusos era, al parecer, el incendio.

Era la noche del día de san Antonio. Saura se llama Antonio. Un amigo de Saura, que suele encargarse de la vigilancia de esta casa, ese día se encontraba fuera de Cuenca. Los incendiarios atacaron dos puntos vitales de la casa: la leñera y el gran armario librería. Arrojaron suficiente combustible para asegurar que el incendio sería, por lo menos, considerable.

Saura, aunque en Cuenca nunca ha tenido significación política, ni milita en ningún partido, representa una ideología personal de izquierda y es, además, en Cuenca, el primer pintor que llegó a esta ciudad. Un mundo que, en reducidos -pero existentes- estamentos ciudadanos se asocia a una ambigua idea de seres libertinos. Alguien de estos estamentos cerrados comentó en una ocasión, al ver en casa de Saura un valioso Cristo americano decorando una pared, que eso era algo así como una blasfemia, por estar «en casa de un ateo».

A raíz del incendio, se ha barajado por ciertas esferas de opinión de la ciudad el rumor de que recientemente Saura había hecho unas declaraciones al diario francés L'Humanite hablando mal de la ultraderecha española. Saura ha desmentido este asunto. «Yo no he hecho declaraciones de ningún tipo a ese periódico. No puedo hacer declaraciones políticas en Francia. Tampoco ése es mi estilo. Hace tres meses ese diario publicó una reseña de mi última exposición de óleos. Sería grotesco que este rumor partiera de ahí», comenta el pintor.

Finalmente, esta hipótesis del atentado con posibles motivaciones políticas aunque indirectas, se basa en que, hace dos años, un grupo autodenominado como beatos julianos, asaltó la casa de otro pintor, Grau Santos, entre otros actos de ataques a personas o intimidaciones.

La policía no consiguió detener a ninguno de estos beatos.

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