Juan Pablo II inicia su histórica visita a Polonia
El papa Juan Pablo II llegó ayer, a las diez de la mañana, al aeropuerto de Varsovia, iniciando la primera visita de un Pontífice católico a un país de la Europa oriental, que es además su tierra natal. Karol Wojtyla fue recibido en el aeropuerto por el jefe del Estado polaco, Henryk Jablonski; por el cardenal primado de Polonia, Stefan Wyszynski, y los obispos de las diócesis de Polonia. «No puedo quedarme en el Vaticano como un prisionero», afirmó Juan Pablo II ante más de 200.000 fieles que se habían congregado en la plaza Victoria, de Varsovia, para asistir a la primera misa del Papa en su propio país.
Ya antes, Karol Woityla afirmó ante los periodistas que le acompañaban en el avión de Alitalia que «esperaba visitar España», pero no concretó si sería en el próximo mes de octubre.Cuando el antiguo arzobispo de Cracovia descendió del Boeing 727 que le había trasladado desde Roma al aeropuerto polaco de Okecie, todas las campanas de las iglesias de Varsovia comenzaron a repicar al mismo tiempo. Juan Pablo II, antes de saludar al jefe del Estado, Henryk Jablonski, había abrazado al primado cardenal Wyszynski en el interior del avión y había besado tierra polaca, «la mía, la de todos los polacos», como afirmó después.
A pesar de que el Vaticano y Polonia no tienen relaciones diplomáticas y el Papa la visita en calidad de huésped de honor, fue recibido con los honores de jefe de Estado.
Juan Pablo II, acompañado del cardenal Wyszynski y el secretario de Estado monseñor Casaroli, recorrió en coche descubierto los ocho kilómetros que separan el aeropuerto de la capital. A lo largo de todo el recorrido, millares de personas se agolpaban, cantando y vitoreando a su compatriota, arrojándole pétalos de flores.
El orden durante este primer día de estancia del Papa en Polonia ha sido absoluto. Era un día festivo para los católicos y también para los no creyentes. Una de las doce fiestas anuales decretadas por el Estado, cuyos funcionarios han restado importancia al hecho diciendo que «ya estaba fijada de antemano. Si ha coincidido con la visita del Papa es una casualidad».
Durante su estancia en la catedral, Wojtyla señaló al cardenal Wyszynski como «la piedra angular en toda la Iglesia polaca».
Fue también en la catedral donde Juan Pablo II evocó por primera vez a San Estanislao, héroe nacional no oficial, «con cuya muerte, lejos de destruirse, se construyó la nueva Iglesia polaca».
Wojtyla saludó más tarde al número uno del régimen polaco, Edward Gierek, y al primer ministro, Piotr Jaroszewicz, en el palacio de Beldevere. «Esta visita debe servir», dijo el Papa, «para la paz y el conocimiento entre los pueblos».
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