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Tribuna:SPLEEN DE MADRID
Tribuna
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Quinientas mil gentes

Parece que quinientas mil gentes nos leen a diario (descontando caraqueños, que el otro día encontré un taxista que me conocía de Caracas, donde nunca he estado). Quinientas mil gentes, según cálculo sensato de este mismo periódico, en su tercer año, sobre este mismo periódico y su difusión. Quinientos mil enterados.Lo dijo porque siempre es tónico conocer al público de uno, siquiera sea en cantidad y a peso. ¿Dónde está el público, quién es el público, entre qué gente estamos, a qué hora y dónde se encuentra un español? Todo Larra está lleno de estas preguntas un poco retóricas en él, ya que tenía un público espacioso y definido que le pagaba en reales abundantes. Javier Pradera me encargó hace tiempo una antología de Larra, con estudio previo, para Alianza Editorial. Lo hemos llamado Antología fugaz. La fugacidad es al periodismo lo que la melodía a la música o el ritmo a la arquitectura. Los periodistas tenemos que contar con la fugacidad como los místicos cuentan con la muerte.

-Con la fugacidad y con el carnet -salta el parado.

El carnet a ver si me lo regala Ansón por mi santo, que ya lo voy necesitando, pues yo gasto mucha farmacia. Claro que para fugacidad literaria, la del escritor argentino Haroldo Conti, autor de En vida (singularísima novela lírica maltratada aquí por algunos críticos; dice Pavese que todo crítico es como una mujer en su edad crítica: pura histeria). Haroldo Conti ha desaparecido hace tres años en la negra simetría siniestra de Videla y el videlochetismo. Estar desaparecido es estar más que muerto. Peor que muerto.

Me llama Etelvina Astrada para convocarme a la UNESCO de Progreso, sobre este caso. EL PAÍS parece que nació casualmente para disipar el videlismo nacional, el pinochetismo español, el cesarismo latino. Lleva tres años disipándolo, lo que le ha costado al periódico un muerto y a mí algunas bombas de mierda. De mierda ideológico /epistolar, me refiero, que el excremento es oro, según Freud, o escritura, según yo mismo.

Me parece que lo dijo Julián Marías, desde el liberalismo:

-La libertad, en este país, sólo dura un trienio.

Lo cual que luego le plagiaría Vizcaíno-Casas, desde el retrofranquismo:

-Pero al tercer año resucitará.

Cuando el videlochetifranquismo queda totalmente disipado, adviene eso que Salvador Pániker llama la sociedad transparente, que es una, sociedad muy informada, donde todo se sabe y se cuenta. De momento, en cuanto a sociedad transparente, no hemos pasado de publicar las listas de Hacienda, donde que el premio gordo, al contrario de lo que pasa en la lotería, no está muy repartido, sino que cae siempre en las quinientas familias.

Frente a las quinientas familias paleocristianas y feudalcatólicas, las quinientas mil gentes que nos leen a diario, medio millón entre treinta y tantos millones. Luego el periódico tiene su peso moral, y yo, que peso moral no tengo ninguno, afortunadamente, tengo a mis queridos caraqueños, que se están haciendo chelís por correspondencia.

Unos leen EL PAÍS (y toda la prensa libre, amarilla, rosa, fucsia o cadmio que ha venido después) y otros miran la teletonta. A mí me gusta que seamos medio millón de galaxia Gutenberg y hombres/periódico, casi tan líricos como los hombres/libro de Bradbury, frente a treinta y tantos millones de hombres/ kelvinator que todavía creen, con McLuhan, que una imagen vale más que mil palabras. Yo también lo creo, siempre que la imagen sea de Baudelaire.

Quinientas mil gentes, una contingentación de medio millón de lectores: he aquí la hectárea que debe uno trabajar, nuestra inmensa minoría, medio millón de progres, pasés, liberales, rojos de bien, izquierdistas de derechas y liberadas de izquierdas, que quisiera yo, día a día, ir convirtiendo a la justicia obrera, los males sagrados, los escritos de juventud de Marx, los escritos de senectud de Sade, los presocráticos, la sexualidad poliforme perversa, el repertorio de Concha Piquer y la ironía. (Todo aquello a lo que quisiera convertirse uno mismo). Los quinientos mil hijos de San Juan Luis Cebrián.

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