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Final constitucional sin luz ni taquígrafos

La importancia del trámite de elaboración de la Constitución en el que actualmente nos encontramos se deduce del número crecido de artículos sobre los que la Comisión Mixta Congreso-Senado no ha logrado adoptar un acuerdo, así como del más de medio centenar de modificaciones introducidas hasta el momento. En contraste con esta importancia, la misma opinión pública, a la que hemos empachado durante más de cinco meses con interminables debates, se encuentra ahora ayuna de la información necesaria para conocer las claves últimas del texto constitucional que va a ser sometido a referéndum de los españoles.Los partidos parlamentarios deben asumir la responsabilidad de este sigilo, que contradice el propio derecho que la Constitución reconocerá y protegerá -esperemos que no se produzcan cambios sorpresa en este punto «a comunicar o recibir libremente información veraz». Nos consta la buena disposición del presidente de las Cortes y de la Comisión Mixta, Antonio Hernández Gil, para acoger cualquier iniciativa de los grupos parlamentarios, encaminada a permitir la presencia de los periodistas en los últimos debates sobre la Constitución. Por ahí, pues, el camino de la excusa fácil o reglamentaria está cortado.

Es indudable que desde el punto de vista de la eficacia legislativa, sin periodistas se traba ja más deprisa. Pero ese es un problema de los parlamentarios. También es verdad que determinados intereses políticos aconsejan negociar sin testigos. Esos intereses políticos, por respetables que sean, no coinciden con los intereses públicos, que deben prevalecer. No informar, por ejemplo, sobre los actos terroristas podría contribuir a reducirlos; sin embargo, a cambio de ese resultado positivo se privaría a la sociedad de unos datos que tiene derecho a conocer, como los profesionales de la información deber de ofrecer. Nadie es capaz de imponer el ocultismo ni siquiera en este delicado tema.

Los trabajos de la Comisión Mixta que da los toques definitivos a la Constitución son de propiedad pública y se está produciendo un hurto, no suficientemente restituido con la parca información que la Comisión permite ofrecer al portavoz oficial ni con las filtraciones, más generosas, de algunos de sus miembros. Una información libre exige que sean los profesionales quienes seleccionen, resuman y elaboren los datos interesantes para su público, sin intermediarios. Sabemos que se están produciendo confrontaciones de interés político entre los partidos, a propósito de los textos constitucionales, cuyo conocimiento resultaría muy útil a la opinión pública para valorar las distintas opciones de poder, de cara al futuro constituido. Sin ir más lejos, en la discusión de uno de los artículos aparcados -pendientes-, centristas y socialistas expu sieron tesis divergentes sobre el conveniente equilibrio entre la preservación del medio ambiente y el progreso industrial. El texto definitivo del artículo 45 nos ofrecerá la tesis victoriosa o la síntesis de ambas, pero no los enfoques respectivos de UCD y PSOE sobre un tema tan trascendente.

No se nos diga, pues, que la tarea de la Comisión Mixta es meramente técnica o de sistemática para conciliar los textos constitucionales aprobados por una y otra Cámara. En ese caso, sí podría justificarse la puerta cerrada. Pero los miembros de esta Comisión, concebida para ta les fines, serían exclusivamente expertos juristas, letrados de las Cortes, sin mandato partidario alguno. Por el contrario, el cuidado puesto para llevar a esta Comisión a las personas más cualificadas para cerrar la negociación constitucional y la propia representación de los once parlamentarios que la integran expresa con claridad la naturaleza política de los debates hurtados a la opinión pública.

Los trámites siguientes no permitirán tampoco desvelar las posiciones definitivas de los partidos sobre los grandes y pequeños temas de la Constitución, ya que los plenos de una y otra Cámara se limitarán a dar o negar el asentimiento global al texto elaborado por la Comisión Mixta. Tampoco la historia tendrá constancia de estos definitivos debates, porque se desarrollan con poca luz y hasta sin taquígrafos.

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