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Explicaciones del presidente de FEMSA sobre la operación con Robert Bosh

La filosofía del acuerdo de adquísición de una participación del 51% en FEMSA (Fábrica Española de Magnetos) por parte de la firma alemana Robert Bosch Internationale Bteiligungen AG, no presupone la absorción de la empresa española, según ha declarado el presidente de FEMSA, Mario Caprile, en una reunión con los periodistas.Según el presidente, a pesar de que no existen las garantías jurídicas, el Consejo de Ministros ha aprobado la operación en base a unos acuerdos escritos en los que se aseguran la permanencia y funcionamiento independiente de FEMSA, así como el plan de inversiones, los puestos de trabajo y los suministros a los clientes. La operación incluye una inversión de capítal superior a los 1.570 millones de pesetas, actual capital social de FEMSA.

Tras señalar que el proceso ha tenido un calendario que va desde la primavera de 1976 hasta el Consejo de Ministros del pasado día 14, sin que haya influido en él ningún cambio de ministros de Industria, el señor Caprile ha informado que ha quedado descartado el pago de royalties en el funcionamiento de FEMSA y que la ampliación de los puestos de trabajo está prevista, aunque dependa del funcionamiento de las fábricas.

En cuanto al aprovechamiento de la red de distribución de ventas de FEMSA para productos de Robert Bosch, se explicó que cabe la posibilidad de ser utilizada con productos que no son fabricados por la entidad española, ya que FEMSA no se convierte en una filial obediente de Robert Bosch.

Mario Caprile ha señalado que el relanzamiento de FEMSA no fue posible efectuarlo a través del marco bancario español, ya que las magnitudes económicas y la capacidad de riesgo eran limitadas. «No se trataba -agregó- de resolver un problema financiero, sino la planificación a cinco o diez años vísta.» El mantenimiento sin cambio de la situación era inseguro y arriesgado, teniendo en cuenta que el Gobierno español -según nuestras noticias- había aprobado un plan de inversiones a Robert Bosch, en el que se preveía la inversión de esta firma en un, 35% del mercado que, al no aumentar éste, comportaba una reducción del perteneciente a FEMSA del orden del 20% al 25%.»

Los objetivos fundamentales de la operación -según Mario Caprile- son el mantenimiento de la identidad española de FEMSA y de sus productos, y el fortalecimiento de su competitividad internacional con la consolidación de las metas alcanzadas y la preparación para hacer frente a las nuevas exigencias del mercado.

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