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LA LIDIA

Emilio Muñoz puede "llevárselo" todo por su toreo de calidad

El que de verdad haga el toreo se lo lleva todo. Los taurinos tienen muy claro este concepto de llevárselo: hacer así con la mano y todo el brazo, y echar al talego propio los billetes que circulan, seguramente en abundancia, por el mundillo. Porque, ¡hay que ver, señor, señor, lo mal que torean casi todos! Ayer veíamos a El Melenas pegar melenazos y era un dolor. Casi consiguió lo que parecía imposible: convertir en amargos los dulces bombones de Diego Romero. Un tirón aquí, cuatro allá; dos carreras, tres derechazos arremangaos, siete molinetes epilépticos, y los novillos, quizá por milagro, seguían buenos, mientras el público se aburría y se aburría.No podría decirse lo mismo de Pepe Luis Vargas, salvo en lo del aburrimiento, que este espada es más sosegado y apunta al toreo serio. Pero nada de cuanto hizo tuvo interés, porque a estás alturas de su carrera -es decir, muy pocas alturas, pues aún está en sus comienzos- abusa del truquito del pico, se alivia en los remates y no siente esa carga de emotividad que llevan dentro las suertes del toreo. Y pues no la siente, no transmite al tendido sino sopor, hasta la ansiedad de que aquella repetición de pases sin sentido acabe de una vez.

Plaza de Valencia

Primer festejo fallero. Novillos de Diego Romero, bien presentados, muy boyantes. José Hernández El Melenas: pinchazo, media estocada y dos descabellos (palmas y saludos). Estocada perpendicular, pinchazo y descabello (silencio). Pepe Luis Vargas: once pinchazos (aviso, y con dos minutos de retraso) y ocho descabellos (palmas y pitos, y saludos). Estocada caída y seis descabellos (vuelta con alguna protestas). Emilio Muñoz: dos pinchazos y estocada delantera (vuelta). Estocada desprendida (oreja).El espontáneo Miguel Parra, se golpeó con la barrera al saltar al ruedo. Sufre fuerte contusión torácico-abdominal y shock profundo. Pronóstico grave.

Por eso cuando un torero, como ayer Emilio Muñoz, asienta las zapatillas en la arena -el cuerpo relajado, el brazo que no torea en su caída natural-, adelanta la muleta y tira del novillo para llevarlo con ritmo embebido en los rojos vuelos de la franela hasta la salida natural del pase, los tendidos se covierten en un hervidero, el público se pone en pie, ruge la plaza, conmovida como si la hubieran puesto boca abajo. Así, en este prímer festejo fallero, después de los bostezos de dos faenas atropelladas y sin gracia, bastó con cinco naturales de Emilio Muñoz -cadencia de toreo hondo, arte en la interpretación de la suerte- para que el espectáculo se fuera para arriba.

Al tercero de la tarde le hizo la faena justa que la agotada embestida del novillo requería. Al sexto le ligó un muleteo amplio, abierto y cerrado con series de ayudados torerísimos, en los que fueron constantes el reposo, el dominio y el temple en las tandas de derechazos y naturales.

Tanto su calidad específica de muletero como el contraste con la tabarra de sus compañeros de terna dieron a Emilio Muñoz un triunfo legítimo, justo en trofeos, el cual, sin embargo, se empaña con acusados defectos que debe corregir, ahora que aún es tiempo, pues también está empezando. El principal, su falta de oficio con el capote, que apenas utiliza o utiliza mal.

Y en cuanto a la técnica muletera, ese vicio de dejar la pierna contraria atrás, en el mal camino que marcó Ordóñez, y un cierto amaneramiento en los pases de pecho, que marca hacia el hombro contrario, como debe ser, pero que se convierten en tirones por no embarcar las embestidas.

Las cuadrillas estuvieron fatal. Todos los novillos se picaron al relance y con la salida tapada. El primero de Emilio Muñoz parecía afeitado. Y, en fin, en esta columna negativa del balance del primer festejo fallero debemos añadir la desgracia ocurrida en el sexto de la tarde, cuando un espontáneo, Miguel Parra, se lanzó desde el tendido al ruedo, y tan mal calculó el salto que se pegó con la barrera un golpazo terrible. No llegó al ruedo. Las asistencias lo llevaron a la enfermería, demacrado y sin conocimiento. Sufre fuerte contusión torácico- abdominal y shock profundo, de pronóstico grave.

La corrida de hoy

Esta tarde se celebrará la primera corrida de las cinco que componen el serial fallero. Los espadas serán Paco Alcalde, Armillita Chico y José Luis Palomar. El primero, que interrumpió su temporada americana antes de tiempo, deberá mostrar en el ruedo quizá más mando del que en realidad tiene, pues por algo es mucho más veterano que sus compañeros de terna, los cuales acaban prácticamente de tomar la alternativa. Lidiarán seis toros de la ganadería onubense de Celestino Cuadri Vides, de procedencia Cuadri, formada desde 1956 con vacas y sementales de Santa Coloma.

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