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Primer debate público sobre la central de Lemóniz

Técnicos nucleares de la empresa Iberduero, SA, y miembros de la comisión por una costa vasca no nuclear intervinieron el martes por vez primera en un debate público sobre la central de Lemóniz. Más de mil personas se apretaron durante dos horas y media en la iglesia San José de Romo (Vizcaya) para asistir al enfrentamiento verbal, buena prueba de que la polémica nuclear polariza cada día más la atención del pueblo vasco.

Hasta el momento tan sólo algunos partidos de la izquierda extraparlamentaria se han pronunciado abiertamente por la paralización de las obras, para que el pueblo decida después de un amplio debate. En este mismo sentido se ha manifestado la junta municipal del PNV de Plencia.Las ejecutivas de los partidos mayoritarios han evitado un pronunciamiento definitivo. Mientras tanto, ETA militar ha levantado también la bandera antinuclear, y en las últimas semanas las oficinas de Iberduero, SA han sufrido al menos media docena de atentados. Un militante de ETA, David Alvarez, murió también semanas atrás a consecuencia de las heridas sufridas en el asalto al destacamento de la Guardia Civil que protege las obras de la central.

Recurso contencioso-administrativo

El debate celebrado el martes a última hora de la tarde abre al menos una nueva etapa informativa por parte de Iberduero, SA, aunque sea ya en la última fase de las obras -se han invertido 40.000 millones-, como si tratara de imponer la política de los hechos consumados. Precisamente para evitarlo la comisión antinuclear presentó el pasado lunes ante la sala de lo contencioso-administrativo de Vizcaya, un recurso contra los Ayuntamientos de Munguia y Lemóniz por no haber paralizado las obras de la central.La mesa redonda entre los técnicos de Iberduero, SA, (señores Barandiarán, Herrero y González de Ubieta) los miembros de la comisión (señores Allende, Recalde y Eskubi), arrojó pocos datos nuevos sobre los que ambas partes han venido manejando a lo largo de los últimos años. Tal vez el más llamativo sea que la central de Lemóniz es la que va a tener una mayor densidad demográfica a su alrededor entre todas las que funcionan en el mundo.

El equipo técnico de Iberduero, SA, centró su intervención en la necesidad de Lemóniz para disminuir el grave déficit energético que padece el País Vasco, cuya producción de energía eléctrica no cubre ni siquiera la mitad del consumo.

En segundo término se expuso un mapa de la radiactividad que recibe el hombre por causas naturales: radiaciones solares, materiales de construcción e instrumentos de uso diario. En total, una media de 140 milirems-año por persona, en tanto que una central nuclear sólo produce un aumento de cinco milirems-año en las personas que viven en la zona más próxima a la central.

En cuanto a la contaminación térmica del agua, puede ser perjudicial para algunas especies, mientras que es favorable para otras, tales como los mejillones o las ostras.

Por último, los técnicos de Iberduero, SA, insisten en que la localización de la central nuclear en Lemóniz se ha hecho siguiendo los mismos procedimientos aplicados en otros países del área capitalista o socialista.

La demografía como problema

Este argumento sería contestado luego por el señor Allende en nombre de la comisión antinuclear. En su intervención acusó a la Administración pública de haber practicado una política culpable de si lencio, pese a las multitudinarias manifestaciones populares y a los numerosos escritos.Aunque el tema nuclear es debatido hoy a nivel mundial, el señor Allende centró sus palabras en el caso Lemóniz, cuyo planteamiento ha sido idéntico al que Iberduero, SA, ideó para la central nuclear de Deva (Guipúzcoa) que fue rechazada por la Diputación guipuzcoana después de un informe negativo elaborado por los consultores americanos Dames and Moore.

En este informe se argumentaba contra el emplazamiento de Deva en base a razones de densidad demográfica, que son mucho más graves en el caso de Lemóniz, sin que esto haya conducido a Iberduero, SA, a realizar ningún estudio serio de evacuación para una emergencia.

En nombre de la comisión, el señor Eskubi pidió a Iberduero, SA, que, como prueba de buena voluntad, paralice las obras para que todo el pueblo pueda decidir sobre la opción nuclear. En esa misma línea, el ahogado señor Ecalde puso en duda la seguridad de una obra como la de Lemóniz, que durante dos años se ha construido sin la preceptiva supervisión oficial. ya que la autorización provisional de la Dirección General de Energía no llegó hasta septiembre de 1974, cuando se habían realizado las obras de la presa, la cimentación y parte de una de las vasijas nucleares.

El señor Ecalde pidió que, al no haber existido ese control inicial, Iberduero, SA, se avenga a un dictamen de la Agencia Internacional de Energía Atómica.

Después de un turno de réplica, en el que el señor Barandiarán prefirió eludir las cuestiones más importantes, se dio paso a un coloquio tormentoso.

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