_
_
_
_
_
Reportaje:

El penal de Ocaña estaba en "estado de excepción" antes del motín

Tras el duro motín de las celdas de aislamiento del penal de Ocaña ocurrido el pasado 29 de noviembre, han llegado a EL PAIS las normas de la dirección del penal, dictadas días antes, en las que se endurecía sensiblemente la vida de los presos. Un estado de excepción virtual que ha sido explicado por su director como necesario, «porque no se puede permitir el libertinaje, ni que hagan un mal uso de las cosas ni de sus derechos». Por su parte, la Cope denuncia las condiciones infrahumanas de vida en que están actualmente los presos de Ocaña. Sobre todo esto redactó este informe Rosa María Pereda.

Desde días antes al estallido del motín del pasado día 29 de noviembre, el penal de Ocaña se encuentra en estado de excepción: es decir, una serie de derechos de los penados fueron suspendidos por la dirección del centro en virtud de la inquietud que se observaba en algunos de los presos. Recientemente ha llegado a poder de EL PAIS la orden por la que el director de la prisión tranquilizaba a la plantilla de funcionarios acerca de la legalidad de estas medidas. El propio director fue entrevistado por EL PAIS y, tras serle leída dicha orden, que lleva su firma, el sello de la prisión y el número 164, reconoció haberla redactado él mismo.Fechada el 26 de noviembre -esto es, tres días antes de que estallara el motín-, la dirección ordena las siguientes medidas:

«A. Cualquier acto de insubordinación o falta de consideración y respeto al funcionario, será zanjada inmediatamente, llegándose a la coacción material reglamentaria cuando no quede otro recurso para restablecer la normalidad. En este último supuesto se dará cuenta inmediatamente a esta dirección.

B. Cuando se produzcan daños materiales o en efectos del establecimiento, el interno será inmediatamente ingresado en celda de aislamiento, de la que previamente se habrán desalojado todos los enseres que por su contundencia sean susceptibles de ser utilizados para causar destrozos. Se practicará sobre el interno un minucioso y concienzudo cacheo con el fin de retirarle todos aquellos objetos con los que pudiera autolesionarse o incendiar el equipo. Se entenderá por equipo a estos efectos, un petate y tres mantas.

C. Idénticas medidas a las señaladas en el apartado anterior se adoptarán con aquellos internos que se manifiesten en clara actitud de indisciplina, debiendo permanecer la misma el tiempo necesario para tener la seguridad de que no atentará contra su integridad o la de los funcionarios.

D. Durante su permanencia en celdas de aislamiento no se les facilitará sólido o líquido que pudiera emplearse contra su integridad física.»

Estas medidas, a las que se añade el recordatorio de «el exacto cumplimiento de las normas ordenadas por esta dirección con respecto a la seguridad e integridad de los funcionarios», y del «escrupuloso cumplimiento de los artículos 98 y 99» para los establecimientos especiales, se justifican en la orden, aludiendo al Reglamento de Prisiones, excepto en el caso en que la orden esté en contradicción con él, como en el apartado C -que se refiere al mantenimiento de presos en lo que antes se llamaba régimen de observación, es decir, aislados en celdas- hasta que la dirección «tenga la seguridad de que no atentará contra su integridad o la de los funcionarios». En entrevista con el director del penal de Ocaña, y haciéndole ver EL PAIS la nota del Reglamento que reduce a 72 horas la observación de conducta, dijo acogerse a «la discutida situación de necesidad y a leyes de rango superior, como la de Enjuiciamiento Criminal».

«Estas medidas pudieron acelerar el motín»

Por otra parte, el director del penal de Ocaña dijo a EL PAIS que «la situación de tensión que le obligó a dictar estas normas existía realmente, como desgraciadamente ha probado, tres días más tarde, el motín que destrozó las celdas de aislamiento». Preguntado sobre la posibilidad de que el endurecimiento de la vida carcelaria que traía consigo esta serie de normas habían podido acelerar la ira de los presos comunes, hasta llevarles al motín del día 29, dijo: « Reconozco que estas medidas pudieron acelerar el motín, pero cuando se dictaron había indicios. Además, no incumbían a todos los presos de Ocaña, sino sólo a unos pocos, conocidos por su peligrosidad.»En cuanto a que los amotinados, como se dijo en la prensa de aquellos días, llevaban veintiséis días en régimen celular de observación, siendo que el tiempo reglamentario no puede pasar de 72 horas, dijo que«,el que cada preso viva en una habitación es lo normal, y no se puede hablar de celdas de castigo, que han desaparecido de nuestra legislación». Cuando se le preguntó que cuánto tiempo permanecían los presos encerrados en esas habitaciones, dijo que «eso depende de las necesidades de la prisión. Salen a ducharse, a veces al paseo por el patio, depende de si se les puede sacar por la mañana sólo o también por la tarde». Se refirió que las medidas excepcionales tomadas por él han salido al paso de la situación irregular que podría producirse, «porque no se puede permitir el libertinaje, ni que hagan un mal uso de las cosas y de sus derechos». En todo momento afirmó que su ejercicio de la autoridad «está dentro de las leyes en vigor y de las recomendaciones del Consejo de Europa, al que nuestro país pertenece».

"Situación actual."

Por su parte, la Coordinadora de Presos en Lucha, (Copel) del penal de Ocaña ha hecho salir un comunicado en que da cuenta de la situación en que se encuentran los presos: a la terminación del motín fueron encerrados todos -las cifras se mueven entre 168, dada por Cifra, y 180, facilitada por Copel- en tres salas habilitadas al efecto, sin servicios higiénicos, y en las que se hacinaban todos, y todavía están, excepto los que han podido ser trasladados a las celdas que fueron destrozadas en el motín, a medida que se les colocaban las puertas. En este informe se habla también de 64 días de sanción para los amotinados, enceldas de aislamiento. Y de que la situación en estas celdas, medio en ruinas por el motín, es «demencial».

Sobre estas cuestiones, el director del penal dijo que «de una serie -de celdas han salido los que no se unieron al motín, y han sido ocupadas por los más peligrosos. Que no es cierto que en las salas habilitadas no haya servicios, sino que hay lavabos, waters y duchas, y una de ellas es la de enfermería», y que «después de todo, cuando se rompe algo en una casa, la gente se aguanta sin ello». «Pese a que destrozaron el agua, tienen agua corriente, porque les ha sido instalada inmediatamente. »

Respecto a las sanciones, dijo que «todavía no han sido sancionados. Las sanciones que existen han sido por distintas faltas anteriores al motín.» En cuanto a la disposición del Reglamento que castiga con dieciséis días de celda las faltas muy graves, y no permite multiplicar más de tres veces esta cifra, el director de Ocaña aclaró a EL PAIS que «se puede aplicar multirreincidencia, con lo cual la pena se dobla y, así, el castigo puede llegar hasta 96 días en celdas de aislamiento, según el Reglamento vigente». Asimismo, la Copel de Ocaña ha hecho pública una nota, con la que se han solidarizado los componentes de la Asociación de Familiares y Amigos de Presos y ex Presos, dirigida a la comisión de Senado que se encargará de la vigilancia de la vida carcelaria, pidiéndoles que exijan, para tener una mínima credibilidad, condiciones que aseguren un conocimiento correcto de la situación.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_