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El "suplente" Benegas salvó al Atlético

El Atlético de Madrid eliminó al Dinamo de Bucarest de la Copa de Europa, aunque con muchísimo trabajo. Las ausencias de Pereira, Robi y Marcial se notaron quizá demasiado, y lo que no pudieron conseguir sus delanteros en más de, una hora de juego, incluido el penalti fallado por Ayala, lo tuvo que lograr uno de los suplentes venido a titular: Benegas. El abrió las puertas de una costosa clasificación.Más de una hora tardó el Atlético en pasar de la situación de eliminado a la de clasificado. La teórica victoria mínima por 1-0 era suficiente para salvar el escollo rumano, pero resultó muy dificil en principio Negar a ella. La delantera rojiblanca no existió ayer y el me dio de campo, donde se exigió la labor de centrocampista a un Aya la que no anda sobrado de forma este año, tampoco funcionó como debiera.

De cualquier forma, el equipo de Luis inició el encuentro con empuje y las ocasiones se sucedieron Cuando a los quince minutos San du Gabriel entró en una absurda falta -pero repetida en los rumanos- a Rubén Cano dentro del área, el penalti parecía venir como ,justo premio a la labor realizada Pero el Atlético debía seguir su costumbre de poner las cosas complicadas y Stefan paró muy bien a su derecha el tiro de Ayala. A partir de ahí había que volver a empezar y hasta el descanso tuvo nuevas ocasiones.

El Atlético jugó su clásico 4-3-3, pero con cambios posicionales «adaptados» a los hombres «suplentes». Se desatendió el lado izquierdo, porque lógicamente Ber mejo jugó. hacia el centro-derecha según su costumbre, y Ayala se. convirtió en «Robi». Numweiler, el entrenador rumano, dio así rienda. suelta de centrocampista improvisado a su teórico marcador lateral Cheran, que jugó un buen partido. Hasta el descanso predominó la angustia porque el gol rojiblanco no llegaba y eso continuó en la segunda parte, incluso aumentado. La impotencia en el ataque atlético total en Aguilar y sólo con interés en Rubén Cano-, era ya evidente. El nerviosismo, aún mayor.

El gol de Benegas -un «Pereira» al ataque desde fuera del área, casi un espejismo- dio alas al Atlético. De la angustia por ir contra el reloj sin el gol deseado se pasó a la de temer uno en contra que echara todo a perder. La lesión de Capón -que además debía haber apoyado más el alicaído lado izquierdopuso aún más dificultades por la responsabilidad de Sierra. Pero Luis cortó por la calle del medio y sentó también al nulo Aguilar para sacar a otro debutante, Rubio, que cumplió mucho mejor.

El final fue ya más fácil dentro de la emoción.

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