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Millón y medio de personas celebraron la "Diada"

Alrededor de un millón y medio de personas -la cuarta parte de la población total de Cataluña- desfiló en la tarde del domingo por las calles de Barcelona, en manifestación pacífica, solicitando la autonomía y el autogobierno de Cataluña. Se trata de la mayor concentración catalana de todos los tiempos -sólo comparable al entierro del presidente Maciá, en diciembre de 1933- así como la mayor concentración producida en España después de la muerte del general Franco. De esta manera Cataluña recuperó anteayer de forma masiva su tradicional festividad conmemorativa de la derrota de Cataluña del 11 de septiembre de 1714, frente a las tropas de Felipe V. En otras capitales catalanas también se concentraron millares de manifestantes para celebrar la Diada.

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Manifestaciones en toda Cataluña
Texto íntegro del mensaje de Tarradellas

Desde el sábado por la tarde Barcelona era una fiesta. Las banderas catalanas se contaban por millares. Los cláxones de los automóviles coreaban el popula eslogan de la Asamblea de Cataluña Libertad, amnistía y estatuto de autonomía. Un cálculo efectuado conjuntamente por varios periodistas sobre la longitud de la tela de bandera catalana vendida arrojó el balance de setenta kilómetros con los colores catalanes. Unos colores prohibidos formalmente y empezados a tolerar hace sólo unos años.Junto a la multitud, la bandera catalana fue la gran protagonista del fin de semana. Infinidad de balcones la exhibían, cientos de cohes la ostentaban y cientos de miles de personas la llevaban en sus solapas. Novedad reseñable fue la presencia de grandes banderas catalanas en edificios públicos y en sucursales bancarias. Destacaron notablemente los bomberos barceloneses, quienes simplemente rodearon toda la fachada principal de su cuartel con una bandera catalana de más de cien metros de extensión. Su precio pasaría de las 12.000 pesetas, ya que la senyera era vendida a 125 pesetas el metro.

Con relación a la víspera del 11 de septiembre, es decir, el sábado, dos hechos son de destacar. Por un lado, la perfecta coexistencia entre las fuerzas de orden público y los manifestantes en ciernes. Por otro lado, la continua ofrenda floral al monumento a Rafael de Casanova -defensor de la ciudad el 11 de septiembre de 1714-, donde hasta muy avanzada la madrugada del domingo permanecieron grupos interpretando canciones nacionalistas.

El domingo se produjeron dos manifestaciones de desigual importancia. Por la mañana de carácter independentista, propiciada por grupos nacionalistas radicales, reunió a un número de personas que oscilaría entre 10.000 y 15.000, pese a que diversas informaciones periodísticas dieron como válida la cifra de 30.000. El escritor Félix Cucurull y el profesor Jordi Carbonell -ambos de la Asamblea de Cataluña-pronunciaron discursos que fueron coreados con gritos favorables a la autonomía de Cataluña.

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Emoción ante Casanova

La normalidad, nota predominante en la Celebración de la "Diada"

Los momentos de mayor emoción se produjeron ante la estatua de Rafael de Casanova, ante la cual tenía que transcurrir toda la manifestación.El contabilizar el número de manifestantes se convirtió muy pronto en el principal objetivo de un nutrido grupo de periodistas extranjeros. Para ello se optó por calcular el flujo de manifestantes por minuto ante la estatua de Rafael de Casanova. El computo arrojó la cifra de algo más de 350.000 personas por hora, con lo que se obtiene un balance muy aproximado de un millón y medio de personas. La cifra coincide con la dada por los servicios municipales, los cuales, a las ocho de la tarde, una hora antes de finalizada la concentración, daban por válida la de un 1.200.000 personas.El servicio de orden -más de 2.500 personas- llevó a cabo con eficacia su cometido. No obstante, ello no bastó. Sobre las ocho de la noche, la parte final de la manifestación fue atacada por la policía, la cual utilizó numerosos botes de humo y balas de goma. Todo parece indicar que la fuerza pública fue provocada por dos grupos de agitadores, quienes, poco antes, no muy lejos de la manifestación, habían intentado volcar un autobús.

Lógicamente, los grupos de provocadores -entre los cuales varios periodistas creyeron reconocer a militantes de extrema derecha- deseaban enfrentar a la policía con los manifestantes, lo cual, desgraciadamente, consiguieron. Cuando la policía atacó a los pacíficos manifestantes, quizá por inadvertencia, ya que tenían órdenes estrictas de respetar la manifestación. Este hecho no fue citado en la nota de la Jefatura Superior de Policial pero en cambio sí que fue indirectamente aludido por la Cruz Roja en su boletín cuando se refiere a «49 heridos, doce heridos por bala de goma».

Después de las nueve, dada por finalizada ya la manifestación, aparecieron varios grupos reducidos de personas en la plaza de Cataluña y en Las Ramblas. Estaban integrados por marginados sociales y personas de carácter extremadamente sospechoso, cuya única finalidad era la de provocar a la policía de la forma más burda, descarada y gratuita. Ninguno de ellos se expresaba en catalán, ni parecía guardar la más mínima relación con los manifestantes. Uno de estos grupos arrojó una botella de líquido inflamable contra la parte trasera de un jeep de la Policía Armada, resultando tres policías con quemaduras de primero y segundo grado, todas ellas de pronóstico leve. Ayer la policía dio cuenta de la detención de algunos de estos provocadores.

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