Egipto culpa a los soviéticos de la actual crisis
Las consecuencias de los incidentes que produjeron en Egipto más de setenta muertos la semana pasada, no se han hecho esperar. Mientras el presidente Sadat se ha reunido ya en dos ocasiones con los dirigentes más importantes del Gobierno, de la Asamblea Nacional y de las fuerzas de seguridad, el Gobierno ha comenzado a solicitar ayudas al extranjero para superar la gravísima crisis económica que parece haberse desencadenado tras las huelgas y violencias.Por de pronto, las ya muy deterioradas relaciones entre Egipto y la URSS están atravesando su peor momento. Así, un conocido comentarista atacó ayer a la Unión Soviética, cuyos periódicos, afirma, «apoyaron las huelgas y sabotajes de la semana pasada de la misma manera que lo han hecho los periódicos israelíes».
Mussa Sabri, director del periódico Al Akhbar añadió: «La Unión Soviética, que ha rechazado un aplazamiento en el pago de nuestras deudas, nos ha negado armamento y piezas de repuesto. Desea que seamos impotentes desde el punto de vista militar en un momento en que Israel se encuentra inundado por armamento norteamericano».
Sabre dice que la Unión Soviética, con sus declaraciones en apoyo de los derechos árabes, que «son solamente propaganda», nos está engañando. En la oscuridad de las conspiraciones, Moscú nos reporta fuego con la esperanza de quemar El Cairo..., pero El Cairo nunca ha ardido ni lo hará jamás...»
La prensa cairota afirmó que las huelgas y las violentas manifestaciones registradas en Egipto en protesta por la subida de precios formaba parte de una conspiración comunista para incendiar y destruir la ciudad.
El viernes, el diario moscovita Pravda rechazó los alegatos egipcios de que hubiera agitadores comunistas en los bastidores de la rebelión de la semana pasada en El Cairo y en Alejandria, y, a su vez, argumentaba que el alza del costo de las subsistencias en Egipto, y los consiguientes motines y algaradas eran los resultados de la política económica de liberalización ante los inversores occidentales seguida por Egipto desde hace algún tiempo.
Las relaciones entre Egipto y la URSS -que constituyó la fuente principal de armas, equipo industrial y ayuda por más de dos décadas para la primerade estas naciones- llegaron cerca de su congelación cuando, en 1972, el presidente Anuar El Sadat ordenó la salida de unos 20.000 asesores militares soviéticos que había en este país.
Las gestiones tendentes a mejorar estas relaciones, intentadas el año pasado, fracasaron, a pesar del anuncio hecho por el presidente Sadat en una reciente entrevista de que él estaba dispuesto a entrevistarse con Leónidas Brejnev.
Por otra parte, la embajada de Egipto en Trípoli (Libia) fue atacada ayer por manifestantes que lanzaron contra ella piedras, ladrillos y «material incendiario», según informa el diario Al Ahram.
La manifestación fue organizada siguiendo consignas de Moscú, según Al Ahram, por el Gobierno de Moammar Gadafi, el cual se negó además a proporcionar protección a la misión diplomática a pesar de la solicitud del embajador egipcio. Los manifestantes gritaban lemas idénticos a los pronunciados durante las recientes alteraciones registradas en El Cairo.
Las fuerzas libias de seguridad acompañaban a la manifestación en su camino hacia la embajada, pero guardaron pasividad absoluta durante los quince minutos de ataque a la misión diplomática.
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