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Educar deportivamente

La experiencia televisiva del domingo pasado, que sustituyó el partido habitual por una serie de grabaciones, más o menos largas, de cinco partidos ya celebrados no ha gustado prácticamente a nadie. El saber ya un resultado, el presenciar los goles en conserva no ha agradado a quienes han sido acostumbrados desde hace muchos años a la relativa emoción del directo. Hoy se regresa a él con el Valencia-Málaga.Sin embargo, como tantas cosas en esta vida, el tema no es negativo totalmente. Existen otros matices.

La reorganización deportiva en RTVE, encabezada por Juan Antonio Fernández Abajo, ha puesto en marcha este procedimiento con un razonamiento lógico, dimanante de dos puntos: uno, que en ocasiones no es posible fijar partido para un domingo, sencillamente porque no ha habido acuerdo con el club; el otro, porque se ha pensado en ofrecer lo mejor de la jornada, aunque sea en diferido, cuando resulta imposible dar alguno de los partidos interesantes del día. Se trata, ni más ni menos, que de ponerse al nivel de las televisiones europeas. Y estamos de acuerdo. Por muy en diferido que sea, en alguna ocasión es preferible la belleza de los goles seguros a cualquier -y los ejemplos han sido mayoría- soporífero partido en directo. La incompatibilidad, eso sí, llegaría con el «Estudio Estadio» de los lunes. Habría que estudiarlo, como la misma duración del espacio.

Ahora bien, lo que sí cabe esperar cara al futuro y sin quitar un ápice al prolongado y casi obligado interés futbolístico, es que no se olvide a los restantes deportes. Algún domingo, cuando no sea posible ofrecer fútbol de garantía, existen multitud de acontecimientos -y no sólo nacionales- con éxitos de audiencia suficientemente seguros. Por favor, que España, donde cada día hay más practicantes de todos los deportes y en pancartas de asociaciones de vecinos se ha leído ya: «Menos fútbol y más pan» -no deporte- no tenga que enterarse del «gran» deporte sólo cuando llegan unos juegos olímpicos. Resulta bastante triste comprobar, en efecto, que Nadia Comaneci fuese una perfecta desconocida antes de Montreal para el gran público, lo mismo que Juantorena o Naber. Y que pasen campeonatos mundiales o pruebas importantes de tantos deportes sin pena ni gloria en nuestro país. Televisión debe, también así, educar deportivamente.

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